Día 11: Lancaster – Washington DC

Hoy estamos en territorio Amish y tenemos una visita reservada, programada con The Amish Farm and House a las 10:00 AM, así que como tenemos tiempo, nos acercamos a ver otro puente cubierto de madera, al estilo de los que vimos por Vermont, en esta zona también hay algunos. Este que os dejo es el Herr’s Mill Bridge, que ya no está operativo. El puente está cerca de la Amish Farm, en el cruce de S Ronks Rd con S Soudersburg Rd. Después de la visita a los Amish seguiremos nuestra ruta hacia Washington DC, que no queda muy lejos de Lancaster. Así que primero os pongo el mapa de hoy, como siempre y un par de fotos del puente.

A la llegada a la granja (4 adultos por 107 usd en total), primero hacemos un tour con guía en un minibús, que dura unos 90 minutos, te llevan por las carreteras secundarias y el conductor-guía te va explicando cómo viven, sus costumbres, sus reglas, cómo cultivan, fabrican,.. Con nuestro inglés nos cuesta coger algunas de las explicaciones, pues aunque el audio del minibús no es malo, siempre es algo peor que una conversación cara a cara, pero vale la pena. Durante el recorrido, paramos a la entrada de una de las granjas donde tienen montando un puesto donde venden bebidas y algo de comida, todo casero, también tienen una tienda, la mayoría, sino toda, artesanía realizada por Amish. Nosotros nos tomamos unos pretzels y unos batidos, muy buenos. Varias granjas tienen pequeños puestecitos a pie de carretera donde venden algunos de sus productos, vegetales principalmente.

Lancaster está rodeado de autopistas y autovías, pero cuando entras en estas carreteras secundarias, es como si retrocedieras en el tiempo y todo es más tranquilo, muchos campos de maíz y otros cultivos, vemos también bastantes buggys, que son sus típicos carros de caballos. Han tenido que buscar más formas de ganarse la vida, pues la tierra en esta zona es muy cara y ellos suelen tener muchos hijos, por lo que darles un futuro a los que quieren seguir con el estilo de vida amish, no es fácil. En la zona de Lancaster viven unos 35.000.

Después del recorrido en minibús, volvemos a The Amish Farm y como hemos comprado la visita premium (por la diferencia de precio vale la pena) tienes una visita guiada por la casa, donde te explican más cosas sobre su estilo de vida, dura unos 30 minutos. Después tienes el tiempo que tu quieras, incluso puedes irte y volver más tarde, para recorrer libremente su granja, todos sus edificos exteriores, es una visita autoguiada, te dan un mapa (lo tienen en español) y tienes los puntos marcados para ver. Básicamente son herramientas, edificios anexos y algunos animales que tienen. En su día vendieron parte de su terreno a un centro comercial que tienen al lado, esto es otra forma de negocio para poder mantener el estilo de vida de la comunidad.

Ellos no están en contra de la tecnología o de vivir al lado de un centro comercial por ejemplo, de hecho también los utilizan para algunas compras. No son tampoco vegetarianos, por ejemplo, ni tienen problema en comer alimentos procesados, precocinados, ellos simplemente no utilizan las tecnologías, si necesitan algo «tecnológico», buscan la forma de mejorar sus vidas con algunas cosas adaptadas, que no rompan las reglas. No tienen electricidad en casa, pero sí pueden tener baterías, por ejemplo cargadas con energía solar, o tener propano para la cocina, agua caliente, calefacción,…, ahora bien, televisión, teléfono, coche, eso no. A los 16 años a todo joven amish se le da la oportunidad de vivir durante un tiempo bajo nuestro estilo de vida, para que lo pruebe y decida libremente (al menos en teoría) si quiere seguir siendo amish o no.

Bueno después de este rollo, continuo, al acabar la visita, sobre las 13:00 nos vamos a comer a un restaurante que está muy cerca, se llama Route 30 Diner, en la misma Lincoln Hwy, está ambientado en los años 50 y la comida está bastante bien, el camarero era muy amable y hablaba algo de español.

Seguimos camino a Washington DC, unas 140 millas, encontramos algo de tráfico al pasar junto a Baltimore, a unas 30 millas de DC y también a la entrada de Washington DC, pero en general, llegamos bien. Antes de ir al hotel, para ganar algo de tiempo y como el viaje de hoy no ha sido muy largo, vamos a ver el cementerio de Arlington, además está muy cercano a nuestro hotel, a unos 2 km. Llegamos a Arlington a las 17:15 y es muy buena hora pues necesitas como una hora y media o poco más para visitarlo, ver la tumba al soldado desconocido, a la guerra civil, a los fallecidos del transbordador Challenger, la tumba de JFK y otros miembros de su familia y ver el cambio de guardia sobre la tumba al soldado desconocido.

Desde el cementerio se ve el Pentágono, no queda muy lejos, desde aquí se ve bastante bien
Detrás del anfiteatro está la tumba al soldado desconocido y hacen el cambio de guardia

En verano, el cambio de guardia es cada 30 minutos, nosotros vemos el de las 18:30, creo que el último era a las 19:00. Está bien verlo, hay unas pequeñas gradas y a esta hora no está muy masificado y se ve bastante bien. El jefe del cambio de guardia daba un poco de miedito. Hay que verlo de pie y en silencio. Hemos dejado el coche en el parking del cementerio, son unos 2 usd/hora. Al salir no nos cogía el ticket, ni la tarjeta para pagar y unos guardias del coche de detrás, muy amables, se bajan y nos dejan salir sin pagar. No sé cuál era el problema, no vimos ninguna máquina para pagar previamente antes de ir al coche y parecía como si se pagara en la misma máquina de salida, o quizás no aceptaba Visa europea o simplemente no funcionaba, a saber, pues no habíamos tenido nunca ningún problema, pero bueno, nos dejaron salir sin problema, muy amablemente.

El puente Theodore Roosevelt Bridge sobre el Potomac, que comunica con el centro de DC

Bueno, nos vamos al hotel, el Rosslyn Iwo Jima, es sencillo pero está bien. No tiene desayuno pero el parking es gratis, algo difícil de encontrar en Washington y el metro no queda muy lejos, algo menos de un kilométro. En el mismo recinto hay una pizzería, así que cogemos una pizza para llevar a la habitación y ponemos otro par de lavadoras en la lavandería que ya toca.

Día 10: Niagara Falls – Lancaster

Esta mañana toca volver a las cataratas a ver el lado norteamericano, dejamos el coche en el parking Niagara Park Lot 1 (Prospect St), mucho más barato que el parking de ayer del lado canadiense, éste nos cuesta 10 usd. Lo primero de todo es ir a subir al barco Maid of the Mist, esta ruta en barco al corazón de las cataratas, la puedes hacer tanto desde el lado americano como desde el canadiense, son exactamente las mismas rutas y con barcos muy similares, pero no vamos a volver a pasar por tener que cruzar la frontera, nos viene mejor el lado americano y repito, es exactamente el mismo recorrido, cada pocos minutos sale un barco de cada lado y se acercan a la cascada en herradura del lado canadiense, se van turnando, uno americano, uno canadiense, y así todo el día. Buenos antes de enrollarme más con el día os dejo nuestra ruta de hoy y luego sigo.

Sigo con el rollo, el Maid of the Mist abre a las 9:00, nosotros llegamos a las 9:05 y fue todo perfecto, no hay casi nadie. El billete cuesta unos 20 usd, puedes comprarlo por anticipado en la web o allí, no lleva hora incorporada pues la frecuencia de barcos es muy alta (cada 10-15 minutos), llegas, haces la cola que te toque y te subes en el barco, nosotros los llevábamos comprados pero ya digo, no había mucha gente tan temprano y no hicimos apenas nada de cola. De hecho en el barco cabían muchas más personas y a su hora salió con unas 20-25 personas en la cubierta de arriba y 8-10 en la de abajo, como entramos de los primeros, pues claro, a la cubierta de arriba y a primera fila, en la proa.

Bueno, comienza el espectáculo, al pasar junto a las cataratas norteamericanas ya nos comenzamos a mojar, te dan un chubasquero sencillo, que tapa lo básico, pero como es talla única a algunos les llega a la rodilla y a otros más o menos. A medida que nos acercamos a la catarata canadiense, el ruido y el cantidad de agua que nos cae encima se intensifica, de rodillas para abajo nos ponemos chorreando, llega un momento en que mejor que te olvides de hacer fotos, mete la cámara debajo del poncho y disfruta del espectáculo, si no quieres quedarte sin cámara básicamente, hay momentos en que casi no ves nada de la cantidad de agua que te cae, además de que te ataca por todas partes, el barco se acerca muchísimo a la base, el ruido es impresionante, vale totalmente la pena. Os dejo algunas fotos, antes de la ducha.

Abandonamos el barco y nos vamos a ver las vistas desde el Observatory Deck, muy cerca de donde coges el Maid of the Mist, la entrada es gratuita y las vistas son magníficas.

Observatory Deck desde el barco

Seguimos paseando por los jardines, parques que hay junto a la catarata americana, podrás encontrar diversos miradores, lugares donde observar cómo llega el agua justo hasta la catarata, con unos rápidos, muy rápidos, valga la redundancia. Desde unos de ellos se puede observar otra atracción que al final descartamos, Cave of the Winds, que mediante una serie de escaleras te permite acercarte a la base de la catarata americana. Decidimos no hacerla porque, por un lado es muy parecida a la Journey Behind the Falls de ayer y por otro lado, el viento soplaba hacia los visitantes y se les veía chorreando. Además son muchas escaleras y mojadas, no quiero tener un accidente y acabar con mis huesos o los de alguno de la family en el hospital.

Esta atracción, Cave of the Winds, tiene la curiosidad de que la montan y desmontan cada año, pues es de madera principalmente y con el frío que hace aquí, en invierno se destrozaría con la nieve y el hielo. Ya os digo, yo pagar otros 80 usd por los cuatro para ver más o menos lo mismo y con el camino que tenemos hoy por delante, no me sale a cuenta, pero bueno, tampoco digo que sea una mala opción verla si tienes tiempo.

Bueno, ya es hora de dejar Niagara y seguir nuestro camino hacia el sur, con destino a Lancaster, en territorio Amish. El camino hasta allí va a ser largo, pero no hay ninguna parada significativa que mostraros. Paramos en un Applebee en Corning a comer, ya tenía ganas de probar uno, es una especie de Foster’s Hollywood con más variedad y la verdad es que está muy bien, comemos los cuatro por unos 70 usd. Seguimos circulando por Pennsylvania, más granjas, más maizales, el paisaje verde sigue presente en nuestras retinas. Finalmente llegamos a Lancaster sobre las 18:30, al hotel Econo Lodge Amish Country, definitivamente fue buena idea dormir en el lado estadounidense para llegar a una hora más razonable. Hoy cenamos en un Subway y a dormir.

Día 9: Sidney – Niagara Falls

Hoy tenemos un día de muchas cascadas y el postre será Niagara Falls. Tenemos que salir muy temprano, así que nos ponemos en marcha a las 07:30 en dirección a nuestra primera parada en Ithaca, situada en los Finger Lakes. Ithaca es una ciudad universitaria de la Universidad de Cornwell. Pero primero vamos a ver el mapa de la jornada.

Las cascadas de Ithaca, podríamos dividirlas en tres zonas, una primera algo separada del resto, por lo que verlo todo caminando, a mí personalmente se me hace difícil, sobretodo si tienes más cosas que ver durante el día. Para la primera parada en Ithaca, conseguimos dejar el coche en una pequeña zona gratuita de aparcamiento, situada en en cruce de las calles E Falls St con Lake St (Ithaca Falls Parking Lot, creo que era el nombre del parking). Este parking está justo al lado del pequeño sendero (trail) que te llevará a la primera cascada, es un paseo corto. Os dejo las fotos de esta primera zona.

Volvemos al coche y nos vamos a buscar aparcamiento un poco más arriba, para desde allí, ya ver el resto de zonas, está muy cerca, dejamos el coche en Stewart Ave (zona de parquímetros), un poco antes del puente que cruza el río, junto al puente comienza un sendero, desde el que podrás ver más cascadas y llegar hasta un puente colgante muy bonito sobre el río. Esta zona es una zona universitaria (Cornell University) y podrás ver también las típicas casas de las hermandades y alguna que otra facultad. Puedes ir remontando el río hasta donde te apetezca pero yo no iría mucho más allá del puente de Thurston Ave, no disponemos de mucho tiempo y desde ese puente ya se ve la última cascada. Os pongo unas fotos de toda esta segunda zona (serían dos zonas pero están muy juntas, las agrupo en una).

Retornamos al coche y a continuación nos dirigmos hacia Watkins Glen, al oeste de Ithaca, en el sur del Seneca Lake. Los paisajes siguen siendo muy verdes, pero aquí las montañas son más pequeñas colinas, hay más granjas, también hay algo más de tráfico, es una zona más de veraneo o venir a pasar el fin de semana desde otras ciudades más grandes cercanas. En Watkins Glen podemos ver una zona de angostas grutas al aire libre, por las que discurre un río que va teniendo pequeñas cascadas. Dejas el coche en el parking del Watkins Glen State Park en N Franklin St, cuesta 8 USD y el ticket del parking te da derecho a la entrada libre al Watkins Glen Gorge Trail.

El recorrido es muy bonito, es un mismo camino de ida y vuelta y puedes ir remontando el río y sus cascadas hasta que te canses, tiene unos 4 km, así que según el tiempo y las ganas que tengáis haced lo que queráis, nosotros hicimos como 1 km de ida y otro de vuelta. Con esto nos pareció suficiente. Os dejo primero una foto del Seneca Lake a la llegada a Watkins Glen y el resto son del sendero, del Gorge Trail.

Volvemos al coche y hacia otra cascada, hoy tenemos agua para aburrir, en dirección de nuevo hacia Ithaca pero antes de llegar nos dirigimos al norte, en el lado izquierdo del Cayuga Lake y nos detenemos un momento a ver Taughannock Falls, es una cascada grande, muy bonita, se ve en un momento así que creo que merece la pena hacer una pequeña parada, pues puedes dejar el coche en el parking durante una hora gratis, tiempo más que suficiente.

Bueno, continuamos camino hacia el norte por la orilla oeste del Cayuga Lake hasta llegar a Seneca Falls. Esta pequeña ciudad es conocida porque es donde está ambientada la famosa película de Qué bello es vivir, típica película de todas las navidades, protagonizada por James Stewart. Como nos pillaba de paso decidimos parar a ver un momento el pueblo y su puente, que es lo más conocido de la película. Si no la habéis visto os la apuntáis para Navidad porque siempre la ponen, es la típica comedia/drama norteamericano de los años 40. Como además es la hora de comer, comemos aquí en el Parker’s Grille, todo muy bueno, cuatro burguers y unos nachos con queso y bacon para compartir por unos 70 usd.

Seguimos hacia Niagara, quedan unas 110 millas, volvemos a respostar, llevamos unos 135 usd gastados. De vez en cuando tenemos que pagar algún peaje, pero la verdad es que coger el cacharrito del EZ Pass ha sido todo un acierto, incluso nos servirá para el Rainbow Bridge al cruzar a Canadá. Cuando nos acercamos a la ciudad de Niagara Falls, estamos todavía en USA, el tráfico se intensifica, ya desde Buffalo lo vamos notando. Finalmente llegamos a nuestro hotel, situado en Niagara Falls Blvd, es el hotel Econo Lodge at the Falls North, está a unos 5 km de las cataratas y en relación, calidad/precio/distancia, nos pareció lo más recomendable, porque sólo íbamos a estar una tarde y una mañana y la jornada del día siguiente es larga. Quedarnos en el lado americano es más barato y ganamos tiempo para mañana.

Hemos llegado un poco más tarde de lo que queríamos, nos hubiera gustado llegar sobre las 17, pero las caravanas de última hora nos hacen llegar sobre las 17:45. Hacemos rápido el check-in, lo dejamos todo en el hotel y salimos para las cataratas. Nuestra idea es hacer hoy el lado canadiense de las cataratas y hacer la atracción de the Journey Behind the Falls, ver las cataratas iluminadas por la noche y los fuegos artificiales que en verano hacen cada día a las 22:00.

Para pasar la frontera, cruzar el Rainbow Bridge, ha sido horroroso, el puente no tiene muchos carriles y se forma un embudo tremendo, aunque luego hay muchas cabinas de peaje y control de pasaportes, el puente crea unas retenciones tremendas, tardamos casi una hora para cruzar la frontera. Una vez cruzamos, buscamos aparcamiento directamente en un parking cerca de la atracción del Journey Behind the Falls. Lo dejamos en el Niagara Falls Lot 1, la entrada al parking está un poco más adelante de la atracción, es caro para el rato que vamos a estar, son unos 20 usd americanos (22 canadienses) por día, pero es la mejor opción para ir rápido y estar cerca.

Las cataratas son impresionantes, no tenía unas expectativas tan altas, aunque claro tampoco he visto muchas grandes cataratas en mi vida, pero el caudal de agua es tremendo, el ruido es ensordecedor, merecen totalmente la pena. Esta parte canadiense es como un mini Las Vegas, estaría mejor si hubieran conservado lo más cercano a las cataratas como un parque nacional, como en otras partes del país, pero ahora ya es tarde, pero bueno, igualmente son muy espectaculares y nos olvidaremos del entorno lúdico.

Entramos al Journey Behind the Falls que te permite ver las cataratas del lado canadiense, que es el más bonito, el más conocido con la forma de herradura, desde muy cerca, lo ves justo desde abajo, al lado mismo de las cataratas y luego por unos túneles ves la catarata desde detrás del agua, aunque en esto último no esperes ver gran cosa, es un túnel donde al final, tras unos metros de seguridad, delante ves como cae un montón de agua. Lo primero está mejor, poder verlas desde cerca, abajo en la base, justo al lado, es muy espectacular. Para verlo te dan un sencillo chubasquero, totalmente necesario. A mí el precio sí que lo veo un poco caro, unos 20 usd por cabeza lo veo excesivo, pero bueno, es lo que hay.

Damos una vuelta por la tienda de recuerdos de la atracción, todo carísimo por supuesto, un imán costaba 6 usd por ejemplo. Cenamos algo sencillo allí mismo, en una especie de McDonald’s, mientras se nos hace la hora de los fuegos artificiales, vemos también las cataratas iluminadas, que van cambiando de color, la luz la envían desde unos gigantes focos en el lado canadiense, cerca de donde estamos. Los fuegos los lanzan desde el lado americano, cerca de las cataratas del lado americano, duran poquito, entre 5 y 10 minutos.

Bueno, es hora de volver, cogemos el coche, de noche es un poco más difícil orientarse para salir y volver al hotel, pero bueno lo conseguimos. estamos agotados, ha sido un día muy largo e intenso. Mañana nos toca ver el lado norteamericano, subirnos al barco y tomar la ruta hacia el sur, a Lancaster.