Día 22: Barstow – Santa Mónica

Hoy iniciamos nuestro último día de ruta. La etapa de hoy es corta, unas 160 millas (257 km), para alcanzar la cifra de 3.840 millas (6.180 km), que no está nada mal. Ya sé que parece una barbaridad de km, y que estaremos destrozados después tantos días, pero lo cierto es que no se nos ha hecho nada pesado. Os dejo el mapa de hoy.

En primer punto de interés del día lo encontramos muy pronto en Elmer Long’s Bottle Tree Ranch, situado en Oro Grande, un poco antes de llegar a la población. Es una creación artística de Elmer Long, que consiste en unos 200 «árboles» hechos con botellas de multitud de formas y colores. Junto a los árboles, pueblan el lugar todo tipo de objetos, como letreros, señales de carretera, de ferrocarril,… Elmer Long comenzó en los años ochenta a realizar su obra, la entrada es gratuita, si quieres puedes dejar la voluntad.

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Unas pocas millas más y pasamos por Victorville, una población de unos 120.000 habitantes, tiene un museo de la Ruta 66, pero ya hemos visto varios así que le hacemos una foto al exterior y seguimos camino. Nos da un poco de miedo que nos encontremos un tráfico caótico al llegar a Los Ángeles, así que también esto influye en no entrar a más museos.

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Nos incorporamos a la I-15 durante unas 20 millas, se comienza a notar más tráfico. Aquí la carretera tiene más curvas, se trata de una zona de colinas, con algunas bajadas bastante pronunciadas. Nos teníamos que salir en la salida 129, pero como os he comentado la interestatal aquí es un poco compleja, se separan los 4 carriles de un sentido, los de un sentido se separan de los del sentido contrario bastante distancia, pero no pasa nada tomamos la siguiente salida y nos reincorporamos a la ruta.

Entramos en San Bernardino, capital del condado del mismo nombre. Con unos 213.000 habitantes, es la primera de las ciudades «satélite» de Los Ángeles. A partir de aquí ya no hay separación entre las poblaciones, todo es extrarradio de la gran urbe. Tiene casi 100 km de norte a sur y unos 50 km de este a oeste. En San Bernardino está el primer McDonald’s que se abrió, allá por los años 40. A pesar de nuestra mala experiencia en el único que hemos ido en todo el viaje, nos hacía ilusión verlo y comer allí, pero no somos capaces de encontrarlo.

El precio de la gasolina baja un poco al llegar a estas ciudades, se sitúa sobre los 4 usd por galón. Al ir siguiendo la ruta y no ir por las macroautopistas de la zona, es probable que tardemos más en llegar, pues vamos atravesando poblaciones unidas como Claremont, La Verne, Glendora, Pomona, Monrovia, Pasadena, con multitud de semáforos, pero la ventaja es que hay menos tráfico y vas viendo las casas y comercios de la zona.

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Finalmente y tras unas dos horas de calles y avenidas, llegamos al final. Pensaba que sería más complicado poder llegar al destino y encontrar al muelle de Santa Mónica, pero si sigues la ruta de la guía EZ66 no te perderás. De todas formas conviene guardarse tiempo para esta parte final, porque con el tráfico nunca se sabe.

En este recorrido final, cuando atraviesas el downtown de Pasadena, debes tomar la 110 y tomar la salida 24B «to Sunset Blvd», entonces sólo tienes que seguir por Sunset durante unas 3 millas y después coges Santa Mónica Blvd y ya hasta el final, que son unas 8-9 millas. Pasarás por los barrios de West Hollywood, Beverly Hills y West LA, hasta que entras en Santa Mónica, aunque como hemos dicho es difícil separar una zona de otra.

Lo mejor cuando llegues al final es que dejes el coche en el parking del Santa Mónica Pier, es mejor dejarlo en el que queda a la izquierda del muelle, mirando hacia el océano, no en el de la derecha que es para los que quieren dejar el coche media día o el día entero. Creo recordar que costaba 2 usd la hora. Para llegar a este parking casi mejor cuando te falten cinco o seis manzanas para llegar a Ocean Ave (la última avenida paralela al océano), puedes  girar a la izquierda, por ejemplo en Lincoln Blvd y dos o tres manzanas después giras a la derecha por Olympic Blvd, así ya estarás a la izquierda del Pier y bajas las cinco o seis manzanas que te queden. Aunque no sufras mucho, si no aciertas con la calle a la primera, sabes que estás muy cerca, das una vuelta y pruebas de nuevo.

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Este es el parking de la derecha, mejor deja el coche en el que está al otro lado del Pier

Una vez aparcas toca encontrar la placa conmemorativa, en homenaje a Will Rogers, que marca el final de la ruta. Se encuentra en el parque Palisades Park justo en Ocean Ave, al lado del Pier, en la intersección con Santa Mónica Blvd aproximadamente. El parque no tiene pérdida es como el paseo marítimo de cualquier ciudad, de hecho la foto de mi family que ves más arriba está hecha desde el parque, así que ya ves que está junto al muelle.

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Bueno, la Ruta 66 en sí, ha llegado a su fin. Han sido 3.840 millas de aventura, cada día ha sido una experiencia que jamás se borrará de nuestras mentes, de nuestros corazones. Ha valido totalmente la pena el ahorro, los años veraneando en casa y alrededores. Ya sea éste u otro, si es posible sacrificar ciertas cosas, creo que vale la pena vivir una aventura así o similar. Hay que valorar las posibilidades, ajustarte a tu presupuesto y sea por América, Asia, Europa, el poder disfrutar un viaje largo es una experiencia muy gratificante.

Pero bueno, esto todavía no ha acabado, nos quedan por explicar algunas cositas de este día y los dos días siguientes en Los Ángeles. Después de las fotos de rigor, nos vamos al muelle de Santa Mónica, aquí tienes varias tiendas de souvenirs, restaurantes y un pequeño parque de atracciones. En el tienes otra señal conmemorativa del final de la ruta, que por supuesto también merece su foto.

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A la entrada del muelle se encuentra el local, restaurante Bubba Gump Shrimp Co, en homenaje a la película de Forrest Gump, este restaurante recrea el negocio que iban abrir Bubba y Forrest con el negocio de las gambas. Por favor, por favor, guárdate unos dólares para comer en este restaurante, es más caro que los que hemos venido explicando, pero merece mucho la pena darse un homenaje como celebración del final de la ruta. El precio por persona puede oscilar entre los 25-35 usd, como es lógico el plato estrella son las gambas, preparadas de muy diversa forma. A mí me encantó el Scampi, un plato de pasta italiana con gambas, delicioso. Ani se pidió el Shrimp New Orleans, gambas, arroz y verduras con una salsa sureña algo picante.

El restaurante tiene fuera un banco y unas bambas gigantes donde metes los pies y parece que seas Forrest Gump. Dentro las mesas tienen un cartel que puedas girar, si lo dejas como «Run Forrest», el camarero no para y si quieres algo, le das la vuelta a «Stop Forrest» y cuando pase se parará, evidentemente también le puedes llamar como se ha hecho toda la vida…

Después de este atracón culinario, toca buscar nuestro hotel, el Best Western Royal Palace Inn & Suites, situado en Sepulveda Blvd, unas 5 millas hacia el interior, cerca de Santa Mónica Blvd, los hoteles junto a Ocean Drive son muy caros, así que conviene alejarse unas millas de la costa para encontrar un precio decente, en este caso 435 € por 3 noches. Cuesta casi como el de Chicago, pero el Kinzie Hotel de Chicago le da unas cuantas vueltas al angelino. El hotel está bien, tiene un salón en la habitación, pero calidad/precio, mucho mejor el de Chicago u otros que hemos encontrado por la ruta.

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Deshacemos el equipaje y nos vamos a dar una vuelta, hemos visto que había un cine como un km más arriba en Pico Blvd, que es una cosa que teníamos pendiente desde Amarillo, Texas, que estuvimos a punto de ir. Aquí es muuuucho más caro, en Amarillo eran unos 5 usd, aquí 13,50 usd por cabeza y tampoco era la bomba la sala, muy normalito. Vemos la peli de U.N.C.L.E., bastante entretenida por cierto. Cenamos en el mismo centro comercial y volvemos dando un paseo al hotel. Bueno, toca descansar y recuperar fuerzas, mañana toca patear, o mejor dicho «cochear» Los Ángeles, porque aquí sin coche es imposible moverse, el transporte público deja bastante que desear.

 

Día 21: Needles – Barstow

Hoy continuamos acercándonos a nuestro destino final, ya estamos en California, nuestro último estado. Por delante tenemos unas 180 millas (290 km) hasta llegar a Barstow. Os dejo el mapa de hoy.

Los paisajes siguen siendo muy desérticos, aunque hoy al menos nos hemos levantado con un poco menos de calor. Desayunamos a las afueras de Needles, en el Wagon Wheel otro de los recomendados de la guía, todo muy correcto.

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Seguimos ruta, algo más por la I-40 de lo que quisiéramos, pero es que nos encontramos unas obras y no tenemos más remedio. Tomamos una salida posterior para regresar a la ruta y bajar hacia el sur de la I-40. Seguimos en una zona donde hay que ir bien provistos de combustible, con todo el desierto que hay por aquí no es cuestión de quedarse tirado.

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Estamos atravesando una zona, entre Essex y Amboy, donde cientos de viajeros han escrito en el suelo al lado de la carretera, sus nombres, los de sus seres queridos, o los de sus ciudades, haciéndolos con piedras que cogen de los alrededores de la vía. Se ha convertido en una costumbre, que tiene sus ciertas dosis de peligro, pues te arriesgas a encontrarte con una serpiente, escorpión, …, que quiera hacerse tu amigo y digamos que el hospital más cercano, no está muy cercano…

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Pero bueno, ya sabéis como es mi mujer, toda una temeraria, así que se pone a buscar piedras porque ella no se iba a ir de aquí sin dejar su huella.

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Poco después de pasar Amboy, la ruta pasa junto al cráter que da nombre a la pequeña población. Es visible desde varias millas antes, no es muy grande pero contrasta su color con el resto del paisaje. El flujo de la lava ya solidificada puede apreciarse en varios puntos junto a la ruta, pasando por debajo, mezclada con el terreno arenoso de esta zona desértica.

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Llevamos ya unas 80 millas de nuestro día de ruta y unas millas más adelante pasamos por la población de Ludlow, regresando a la altura de la I-40. Continuamos cerca de la interestatal y próximo a Newberry Springs, entre las salidas 23 y 18, a medio camino de estas cinco millas, nos encontramos con el Bagdad Café conocido por la película del mismo nombre. Funciona como restaurante, pero a nosotros no nos pareció nada del otro mundo, no comimos aquí porque no habíamos leído buenas críticas, así que foto y poco más.

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Un poco más adelante nos encontramos con un paso a nivel, ya hemos cruzado varios pero hasta ahora no había coincidido que llegábamos cuando pasaba el tren, y como os podéis imaginar, con el tamaño de los trenes de aquí, nos toca esperar un ratito.

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Por esta zona hay varias bases militares de los marines, precisamente junto a una, se encuentra otro de los restaurantes míticos de esta ruta, el Peggy Sue’s 50’s Diner. Este es otro sitio de los que comerás muy bien, además de disfrutar de una decoración que te transportará 60 años al pasado. Además los precios acompañan y esto es algo de agradecer en varios de estos establecimientos típicos de la ruta, muchos han sabido mantener el encanto de la época, ofrecer una buena calidad en la comida y no abusar de su fama, manteniendo unos precios muy correctos, nada caros.

Para llegar a Peggy Sue’s, lo mejor es tomar la alternativa de la ruta que te lleva ver el pueblo fantasma de Calico, del que luego hablaremos. A la altura de la población de Daggett, gira a la derecha por Daggett Yermo Rd, dirigiéndote así hacia el norte. La base de los marines irá quedando a tu derecha y poco antes de cruzarte con la I-15, un poco a la derecha, al cruzar Yermo Rd, está Peggy Sue’s. No tiene pérdida pues al otro lado de la calle está la valla que rodea la base, y como por aquí no hay mucho bosque, se ve fácil.

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Lo que parecen calamares, son patatas fritas 🙂

Después de comer, volvemos de nuevo a Daggett Yermo Rd y seguimos hacia el norte. Esta misma carretera te lleva a Calico en un recorrido semicircular por encima de la I-15. Calico es un pueblo minero fantasma, convertido en atracción turística. El pueblo minero creció alrededor de las numerosas minas de plata de la zona hacia el 1880, pero su crecimiento fue fugaz, pues cuando unos 15-20 años el precio de la plata cayó en picado, el pueblo quedó abandonado. Hacia 1950 lo comanzaron a restaurar y hoy en día es una atracción donde puedes ver cómo era un típico pueblo minero de finales del siglo XIX. La entrada cuesta 8 usd adultos y 5 usd niños. Está bien, merece una visita, no se tarda mucho en ver, tiene un tren que hace un recorrido, pero no sirve la entrada, se paga aparte, y para mí el tren ya no vale la pena, con ver el pueblo es suficiente.

Después de ver Calico, retomamos la I-15, que en unas pocas millas nos lleva a Barstow, nuestro final de etapa de hoy. Nos alojamos en el California Inn, el hotel está bastante bien para el precio que tiene, 66€ la noche, con desayuno incluido. La piscina con su zona ajardinada está en muy buenas condiciones y la habitación es muy espaciosa y limpia.

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Después de dejar las cosas y darnos un baño, vamos a dar una vuelta. Barstow tiene unos 23.000 habitantes y debe su existencia al paso del ferrocarril por la zona. Cuenta también con un museo de la ruta 66, pero es menos conocido y más pequeño que los otros. Ya habíamos visto varios así que no fuimos a verlo. Tiene varios murales en algunas paredes y moteles antiguos por la población, uno que nos gustó era El Rancho. Además con tanta base militar cercana, tenía una oficina de reclutamiento en la avenida principal.

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Bueno, esto ha sido todo por hoy, compramos Domino’s Pizza y vuelta al hotel a cenar y descansar, que mañana iniciaremos nuestro último día de ruta de carretera. Luego nos quedarán unos días en Los Ángeles, que también os relataremos, pero lo que es la aventura de la Ruta 66 finaliza mañana.

Día 20: Las Vegas – Needles

Hoy nos hemos levantado algo más tarde, la etapa no es muy larga, unas 200 millas (320 km), que nos llevarán hacia el sur para volver a la Ruta 66 de nuevo, volviendo a Kingman (Arizona), para seguir la ruta desde donde la dejamos. Os dejo el mapa de nuestra jornada de hoy.

Podíamos haber vuelto por la misma carretera que subimos a Las Vegas, pero ya puestos, mejor hacerlo por otra diferente para ver más mundo. Tomamos la US95 en dirección sur hasta Palm Gardens, el calor cada vez es más insoportable, la zona totalmente desértica eleva la temperatura exterior sobre los 40-42ºC. De vez en cuando se forman pequeños remolinos de polvo, como minitornados. Mejor llevar el depósito bien lleno e ir bien provisto de agua por lo que pueda ser.

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Vamos haciendo algunas paradas por el camino para tomar algunas fotos de las zonas desérticas, como las que podéis ver más arriba, pero cada vez que salimos del coche el golpe del calor es considerable. Finalmente sobre la hora de comer llegamos a Kingman, y como no, regresamos a nuestro querido Mr. D’z Route 66 Diner todo un descubrimiento, muy rico y bien de precio.

A la pocas millas de dejar Kingman, nos alejamos de la I40 en McConnico, aquí la Old Route 66 (también denominada US10), encara uno de los tramos más bellos entre estas desérticas montañas, con una zona de curvas reviradas que a través del conocido paso (entre los fans de la ruta) Sitgreaves Pass nos llevará a atravesar un pequeño puerto de montaña con paisajes de gran belleza. En total este tramo alejado de la I40 tiene unos 75-80 km y además de Sitgreaves Pass, nos llevará por algunos pequeños pueblos entre los que destaca Oatman, el pueblo de los burros en libertad, y ya veréis porque lo digo. De momento os dejo algunas fotos y un enlace a un video de nuestro paso por Sitgreaves Pass.

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Aquí se inicia Sitgreaves Pass

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Enlace a video de unos 6 minutos de parte del recorrido por Sitgreaves Pass:

Pasado el alto del paso, comienza un descenso hacia Oatman, en este pequeño y curioso pueblo de poco más de 100 habitantes y de origen minero, conviven de forma totalmente libre, paseando a sus anchas, entre unos 10-20 burros. Puedes acercarte a ellos con cierta cautela, sin hacer el burro 🙂 pero con tranquilidad pues están acostumbrados a tener personas cerca. Hay tanto adultos, como crías. Son curiosos y dejarán que te acerques y les toques. Hay advertencias que no les des de comer, salvo por supuesto, que compres en algunas tienda algo de comida «especial» para ellos para que se la des. Supongo que básicamente, más que para forrarse con el negocio, pues valía 1 usd la comida, lo hacen para que no les des cualquier cosa que puedan hacerles enfermar o para que no vayan persiguiendo a la gente para que les den comida. En el rato que estuvimos no vimos a nadie dándoles, ni tampoco vimos a burros ir desesperados buscándola.

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Eric haciéndose un selfie con un burrito…

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¿Quién es el burrito de los dos?

Estamos transitando por el desierto de Mojave, por lo que como hemos comentado, el calor es tremendo, cada «x» millas vamos parando el coche sólo para hacerle una foto al indicador de temperatura exterior para ver cuando alcanzamos el máximo. Cuando nos falta poco para llegar a Needles, ya en el estado de California, alcanzamos nuestro máximo, 118ºF unos 48ºC, el aire quema, esperemos que no le pase nada al coche y haya que echar a suertes quién va a buscar ayuda.

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Llegamos finalmente a Needles, el calor es tremendo, este ha sido el peor día de todos con diferencia. Nuestro hotel es el Motel 6 Needles un hotel sencillo pero por el precio, unos 46 € los cuatro, más que suficiente para una noche. Dejamos las cosas y nos vamos a comprar para el desayuno de mañana que no nos entra. Además nos compramos 7 litros de agua por lo que pueda ser. Cenamos en el Wagon Wheel un típico restaurante de carretera, que viene mencionado en nuestra guía EZ66, todo bien y el precio correcto, unos 50 usd por los cuatro.DSC02979IMG_20150829_212125800

Al salir de la cena, el indicador del coche marca 42ºC, pero bueno el aire acondicionado del coche y el de la habitación, solucionan nuestro problema. Un último comentario sobre nuestro día de hoy, en Kingman el precio de la gasolina era de 2,79 usd el galón, ha sido entrar en California y subir a los 4,29 usd de Needles, casi el doble de Chicago. Como vamos bien de combustible, esperaremos a mañana en nuestra etapa a Barstow para ver si mejora el precio cuando nos adentremos más en California.

Día 18: Williams – Las Vegas

Hoy tenemos por delante una jornada de 235 millas (unos 378 km), que nos llevarán a la gran ciudad de Las Vegas. La Ruta 66 como tal no pasa por Las Vegas, pero pasa tan cerca que la mayoría de los que hacemos la ruta, sea completa o parcialmente, le hacemos una visita. En nuestra ruta, el punto en el que abandonamos la ruta será la ciudad de Kingman, pero no nos perderemos ni una milla, pues a la vuelta de Las Vegas, volveremos a pasar por Kingman para retomarla. Os dejo el mapa de hoy.

Salimos de Williams, ponemos gasolina (llevamos 290 usd) y al cabo de unas 17 millas hacemos un pequeño desvío en la salida 146 para ver la pequeña población de Ash Fork, cuyo atractivo principal es el DeSoto’s Salon que merece una foto por el coche Desoto 1958 que tiene en el tejado del local.

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Volvemos a la I40 unas pocas millas y en la salida 139 iniciamos uno de los tramos más auténticos de la ruta. En este tramo la 66 se separa bastante de la I40. A unas 18 millas llegamos a Seligman, una pequeña población de unos 500 habitantes, pero que ha sabido mantener el encanto, la imagen que tendría hace unos 50 años. El pueblo es prácticamente la calle principal que lo atraviesa y poco más, y casi cada edificio está dedicado a un negocio que tenga que ver con la ruta. Viven de ello, así que aquí hay casi el mismo número de habitantes que de turistas. Hay muchos comercios, pequeños museos-tienda caseros. Es probable que os encontréis con muchos moteros que hacen toda o parte de la ruta. Aquí los recuerdos son más caros que en otras localidades que hemos ido encontrando a lo largo del camino, pero merece la pena parar y darse una vuelta a pie por el pueblo para verlo.

Continuamos, pasando por Peach Springs y Hackberry, unas 60 millas más de recorrido, los paisajes son más áridos, con más presencia de matorrales, el terreno es más abrupto, no hay tanta llanura. Pasado Hackberry, unas millas antes de Kingman, pasamos por un restaurante abandonado que tiene un Tiki, como los de la Isla de Pascua, justo al lado sale un camino que al principio tiene un montón de buzones de las casas que se pueden ver más adelante. Es un lugar para una buena foto, con todos los buzones en primer plano.

Sobre la milla 125 llegamos a Kingman, esta población de unos 29.000 habitantes, está situada estratégicamente casi al final del estado de Arizona, muy cerca de Nevada y también de California, es la última ciudad importante de Arizona. Desde aquí tomaremos nuestro desvío al norte, que nos llevará a Las Vegas y volveremos a pasar en un parde días para seguir la ruta.

Kingman tiene varios puntos de interés, lo bueno es que están todos juntos. Justo por donde pasa la ruta, está el Route 66 Museum, ubicado en el Powerhouse Visitor Center, un edificio histórico de 1907. Justo enfrente está Locomotive Park, un pequeño parque donde se encuentra la inmensa Santa Fe Locomotive 3759, una locomotora de los años 20 que te dejará impresionado por sus dimensiones, y justo a su lado se encuentra el restaurante donde vamos a comer hoy, Mr D’z Route 66 Diner, un precioso restaurante que conserva el encanto de los locales de los años 50, muy auténtico. En la cocina tienen un aviso para indicar que los platos están listos, muy parecido al silbato de una locomotora antigua. La comida está deliciosa y bien de precio, tomamos hamburguesa y pizzas. Cuando paséis por Kingman, no lo dudéis, tenéis que comer o desayunar aquí.

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Mientras estamos comiendo, cae un tormentón bastante fuerte, pero sólo dura unos 15 minutos, así que por suerte no nos pilla. En el parque y luego en el restaurante, nos encontramos con una familia china, que eran bastante chillones, no paraban de gritarse unos a otros, y además se metían todo el rato por medio cuando intentábamos hacer fotos a la locomotora. Cuando salimos de comer e íbamos hacia el coche, coincidimos que ellos también salían y seguían gritándose igual. En la carretera habían quedado unos cuantos charcos de grandes dimensiones, y claro, como no paraban de chillarse y no iban muy atentos de por donde iban, pasó un coche a gran velocidad por encima del charco y choooofff ¡¡¡, duchita gratis :). Ya sé que no está bien alegrarse de las desgracias ajenas, pero en esta ocasión, alguna risita se nos escapó 😉 ….

Volvemos a la carretera y tomamos el desvío hacia Las Vegas. Tomamos la I93 que en unas 100 millas nos llevará a nuestro destino. El paisaje se va haciendo más árido, ya no hay ni casi matorrales. Cuando faltan unas 25-30 millas para Las Vegas pasamos por la presa Hoover. Hoover Dam, la presa Hoover, data de los años 30. Sus dimensiones no son espectaculares, pero sus formas, su ubicación, hacen de ella un monumento que merece la pena ver. Ahora bien, a mi me impresionó más el puente de la I93 que pasa por encima que la propia presa. Para llegar Hoover Dam, debes dejar la I93 por una salida que hay poco después del puente que os comentaba. En un par de km llegaréis a la presa, primero hay unos parkings de pago, pero yo no pararía ahí, si sigues pasarás la presa y en un par de curvas tendrás varias zonas públicas donde dejar el coche. Hay varios tours para visitarla, con diversos precios entre unos 12-30 usd por persona según lo que veas. A nosotros no nos interesaba mucho pues preferíamos no llegar muy tarde a Las Vegas para poder tener más tiempo para la ciudad. Así que dejamos el coche en el parking público, dimos un pequeño paseo (no mucho pues el calor empezaba a ser insoportable) y unas fotos, y de vuelta a la ruta.

Y finalmente llegamos a nuestro destino, Las Vegas. Ya cuando te vas acercando, vas viendo los enormes hoteles del centro. Esta ciudad está en medio de la nada, parece increíble pues la cantidad de recursos energéticos, alimenticios,…que debe consumir no me los puedo ni imaginar. Tiene tantas curiosidades, por ejemplo el aeropuerto McCarran International Airport, el aeropuerto de la ciudad, está en el centro ¡¡. La ciudad tiene unos 600.000 habitantes, al preparar la ruta, dudábamos si entrar por South Las Vegas Boulevard, la avenida principal donde están la mayoría de hoteles, casinos, atracciones, pues era la que mejor nos venía para llegar al hotel. Nos daba un poco de respeto porque tenía varios carriles en cada sentido y podría tener mucho tráfico y no conocíamos la ciudad. Al final nos decidimos a entrar por ella y todo fue perfecto, había algo de tráfico, pero no más que cualquier día en Barcelona, y como ya hemos dicho, la gente conduce muy bien, así que llegamos al hotel sin problema.

Nuestro hotel era el The Carriage House, un hotel familiar en una calle paralela a S Las Vegas Boulevard, en el mismo centro, muy cerca de las fuentes del Bellagio. Toda esta zona del centro junto a la avenida, donde están los principales hoteles, atracciones, se la conoce como el Strip. Tuvimos muchas dudas sobre qué hotel reservar, hay muchos, enormes y muy bonitos. El que más nos gustaba era el Mandalay, que es el más alejado del centro, dentro de los más conocidos, pero nos decidimos por el Carriage porque al no tener casino era más tranquilo, además tenía cocina, lo que nos permitía ahorrarnos algo para poderlo gastar en otras cosas. Y estaba en el centro pero no era caro, unos 94€ la noche. Es justo decir que los otros como el Mandalay, el New York, el Luxor no eran mucho más caros, incluso algunos como el Excalibur tenían un precio prácticamente idéntico, pero el Excalibur tenía casino y unas 4.000 habitaciones, y no nos apetecía algo tan grande, cuestión de gustos.

The Carriage House es un buen hotel, tiene una piscina junto a la entrada en la que estuvimos prácticamente solos durante toda la estancia, pero antes del baño en la piscina, al llegar dejamos las cosas en la habitación y nos fuimos a ver La Casa de Empeños. Gold & Silver Pawn Shop es una casa de empeños que sale un un programa de televisión que igual habéis visto. Por la tele suelen dar dos, uno es de una casa de empeños de Detroit, donde son más bestias, y se insultan, se tratan mal entre ellos y los clientes. El que nosotros habían visto algunas veces por la tele era éste de Las Vegas, donde daban un mejor trato al cliente y explicaban algo más sobre los productos que las personas venían a empeñar o vender. está en la misma S Las Vegas Boulevard, así que no tiene pérdida. Sigues la avenida principal hasta un poco más allá del hotel Stratosphere Casino Tower, una enorme torre de 350 metros de altura, y te lo encontrarás en lado derecho de la avenida. Pensábamos que igual podríamos ver a alguno de los protagonistas del programa, pero imagino que ya se han hecho tan famosos y ricos que ya sólo van al negocio a grabar. El local es mucho más pequeño de lo que parece por la televisión, y no tenía muchos artículos, casi todo joyas, relojes y monedas, así que nos decepcionó un poco la visita.

Volvemos al hotel, nos bañamos en la piscina y salimos a comprar para preparar la cena. Hace un calor tremendo, ya cae el sol y si antes hacía unos 40ºC, ahora estaremos a unos 38ºC y así será toda la noche. Supongo que tanta construcción, tanto asfalto, tantas luces, neones, hacen que la temperatura no pueda bajar lo necesario para estar cómodos por la calle, el aire es bastante caliente. Bueno os dejo las últimas fotos del día, mañana llega el gran día, Boda en Las Vegas ¡¡

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Parece de verdad, eh?

 

Día 15: Mount Carmel Jct. – Page

Hoy tenemos por delante 260 millas (418 km), que nos llevarán primero unas 55 millas al norte para ver el Bryce Canyon National Park. Después desharemos el camino para volver a Mount Carmel Jct., pues aquí es donde sale la carretera que en unas 13 millas al Oeste te lleva a Zion National Park. Otra vez volveremos a Mount Carmel Jct. para entonces volver hacia Arizona y llegar a Page, donde paramos a comer el día anterior y vimos Horseshoe Bend. Nuestra prioridad es el Bryce Canyon, la opción de Zion NP es sólo si da tiempo a dar un pequeño vistazo. Es una lástima pues por lo que podido ver por internet también está muy bien, pero no da tiempo a todo. Os dejo el mapa de hoy.

Desayunamos en el motel, pues no tendremos tiempo en el parque y conviene llegar pronto. Tenemos más o menos una hora de camino, antes ponemos gasolina, ya llevamos 240 usd. El paisaje, a medida que subimos en dirección norte, se va haciendo más montañoso, más alpino. Lo de subir no lo digo sólo por la perspectiva del mapa, sino también porque vamos a pasar de unos 4.300 pies (unos 1.300 metros) sobre el nivel del mar, a unos 8.000 (2.400 m.) cuando lleguemos a Bryce Canyon. Unas pocas millas antes de llegar a Bryce, tenemos un pequeño aperitivo de lo que nos espera, a pie de carretera pasamos por Red Canyon, impresionantes columnas rojizas víctimas de la erosión, van salpicando el trayecto.

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Sobre las 9:30 llegamos a Bryce Canyon National Park, la entrada cuesta 25 usd por vehículo, pero con nuestro superpase anual, no tenemos que pagar. Hoy también va a ser complicado decidir las fotos para subir al blog. Este prodigio de la naturaleza, para mí, ha sido uno de los mayores descubrimientos del viaje, sé que soy pesado y lo he dicho varias veces, es difícil que las fotos le hagan justicia en su belleza. Es tanto o más bello que el Grand Canyon, sin desmerecer en absoluto al rey de los cañones. Quizás de Bryce me atrae que es más accesible, manejable.

Para recorrer el parque se necesitan aproximadamente unas 3 horas. Nuestro planning es dejar el coche en el parking (son gratuitos) que hay junto a Sunset Point, ver las vistas del «anfiteatro» natural de Bryce Canyon desde este mirador y desde aquí mismo tomar el camino que baja al interior de Bryce, este camino se llama Navajo Loop y tiene unos 2 km de recorrido circular. El «problema» de este recorrido es que es una bajada pronunciada, lo que evidentemente garantiza una subida pronunciada, así que el recorrido que se suele hacer es combinar el trail de Navajo Loop con otro más suave, Queens Garden. De esta forma, bajas por Navajo Loop y llegarás a un punto donde el camino se cruza con el de Queens Garden, aquí tomas el de Queens, que tiene una subida más larga pero menos pronunciada, y que además te dejará en otro de los miradores, Sunrise Point. En total si haces así el recorrido, son unos 4,6 km., que te llevará entre 90 y 120 minutos, según lo que te pares a admirar las bellezas del cañón desde su interior.

Una vez lleguemos a Sunrise Point, volveremos caminando por el Rim Trail, al borde del cañón y en menos de un km. volveremos a Sunset Point. Aquí volveremos al coche e iremos a ver los otros dos miradores más conocidos, Inspiration Point y Bryce Point, el más elevado de todos. Tienes también un servicio gratuito de autobuses que van recorriendo el parque y te van dejando en los diversos puntos de interés, pero en nuestro caso, con tiempo que íbamos a estar, no nos salía a cuenta, si quieres estar aquí sólo unas horas, mejor hazlo por tu cuenta. Os dejo primero una foto de parte del mapa del parque.

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El parque de Bryce Canyon, debido a su remota situación, es el menos visitado de los parques nacionales de Utah, algo que agradeceréis cuando lo comparéis con el Gran Cañón.  Tiene unos 145 km², y sus estructuras geológicas son únicas, formadas por la erosión, con una forma de chimeneas (conocidas como Voodoos) de distintos tonos rojizos, naranjas y blancos, que contrastan con el verde de los árboles que lo rodean y que salpican su interior. Comenzamos con las fotografías desde Sunset y nuestro descenso por Navajo Loop, en la última foto podéis ver el inicio del descenso por Navajo Loop.

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Iniciamos el descenso, con alguna invitada sorpresa por el camino…

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No puedes dejar de mirar a izquierda, derecha, arriba, abajo, de aquí salgo con una contractura en el cuello o me habré comido algún insecto por no poder cerrar la boca, asombrado por el espectáculo. No puedo parar de hacer fotos. Una vez llegamos al fondo el camino trascurre entre bosque durante un tramo, antes de iniciar la subida. Más fotos.

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Las tierras de los caminos no son muy arenosas, el suelo es firme, ahora bien, teniendo en cuenta lo pronunciado de la bajada de Navajo Loop, mejor no bajar con chanclas de la playa, que tenga algo de forma, de agarre en la suela. También es conveniente protegerte del sol e ir bien provisto de agua, pues hasta que vuelvas a la zona de los miradores, no volverás a encontrar fuentes. A continuación unas fotos desde el punto de llegada del recorrido, Sunrise Point.

Volvemos por el Rim Trail, bordeando el cañón, de vuelta a Sunset Point. De aquí podríamos ir andando a los otros dos puntos, pero son  1,2 km + 2,4 km, cuesta arriba con una solana importante, así que mejor en coche. En primer lugar Inspiration Point, todos los miradores son muy impresionantes, pero para mí este me pareció el más bonito.

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Algunos de los árboles es realmente impresionante como sobreviven.

Finalmente llegamo a Bryce Point, el punto más elevado. Os dejo las últimas fotos del parque.

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Volvemos al coche y deshacemos el camino, paramos a comer en Mount Carmel Jct., que ya nos lo conocemos, pero esta vez en el restaurante del otro lado de la carretera, el Thunderbird. La comida estaba bien, el precio lo normal, unos 12-15 usd por cabeza, pero el camarero andaba un poco despistado.

Como vamos más o menos bien de tiempo, estamos en Utah y en Arizona es una hora menos, nos vamos a acercar al Zion National Park, el otro gran parque de la zona. Está a unas 15 millas de Mount Carmel en dirección oeste y ocupa una extensión de 593 km². Evidentemente no vamos a poder ver gran cosa, pero con esa horita de más, nos da tiempo a hacer un pequeño recorrido. además con la tarjeta anual tenemos la entrada gratis, así que no nos cuesta nada probar y dar una vuelta. Sin la tarjeta, la entrada son 30 usd por vehículo.

Es una parque de acantilados pronunciados, cañones estrechos y un clima  que cambia con facilidad. El cañón Zion tiene unos 24 km y con desniveles, acantilados de hasta 800m. Os sugiero que si queréis saber más os paséis por los foros de Los Viajeros – Zion Park, donde tenéis mucha información. Nosotros sólo tuvimos tiempo de hacer una pequeña ruta que hay al inicio del parque, es la caminata nº 15, Canyon Overlook Trail, que por un sendero de dificultad moderada, estrecho, escarpado, pero con poca subida salvo unos escalones iniciales algo infernales, en aproximadamente 1,5 km (sólo la ida, se vuelve por el mismo camino) te llevará a un mirador donde tendrás unas magníficas vistas de una parte de lo que puedes ver en este parque. Por lo menos pudimos llevarnos este aperitivo.

De vuelta al coche, seguimos dirección Page y llegamos al hotel sobre las 19:30. Es una pequeña ciudad de unos 8.000 habitantes. Nuestro hotel, el Rodeway Inn Page, está bien, las habitaciones son amplias y tiene una buena situación. Es caro para lo que ofrece, sobretodo comparado con otros que hemos ido encontrando, pero en Page no encontrarás gangas, son todos bastante caros, y más en estas fechas. A nosotros nos costó unos 120 €.

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Estamos bastante cansados, hoy nos hemos dado un buen tute, así que vamos al Walmart a comprarnos la cena para poder ducharnos y tumbarnos pronto a dormir o ver la tele un poquito. Mañana volvemos de nuevo a encontrarnos con la Ruta 66.

Día 12: Santa Fe – Chambers

Hoy el día nos llevará desde Santa Fe a Chambers, son 275 millas (442 km) y entrando ya en un nuevo estado, Arizona. Cuando estábamos preparando la ruta, esta jornada fue la que nos llevó más tiempo decidir dónde parábamos esta noche. Gallup en New Mexico, es más conocido y más habitual como parada, pero nos quedaba más lejos para afrontar el día siguiente, y la otra opción, Holbrook (Arizona) también lugar más habitual de parada, suponía hacer demasiadas millas para la jornada actual. Así que buscábamos un lugar intermedio, cercano al Petrified Forest National Park, y al final fue Chambers, un pueblecito por llamarlo de alguna forma, de 1.400 habitantes, pero totalmente desperdigados por todo su extenso territorio, de hecho si hay pueblo como tal, nosotros no lo vimos. Os dejo el mapa de la jornada.

Salimos de Santa Fe sobre las 08:15, aunque es Agosto hace algo de fresquillo, hay que recordar que aunque la zona sea semidesértica, estamos a algo más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Nuestra primera parada del día es en la ciudad de Albuquerque. Esta ciudad, de algo más de medio millón de habitantes, es la más poblada de New Mexico, pero como ya comentamos, no es la capital, que es Santa Fe. Los que hayáis visto la serie Breaking Bad, recordaréis que esta es la ciudad donde se desarrolla, así que nos dirigimos a ver un par de lugares del rodaje, que no queda muy lejos de la ruta a su paso por Albuquerque. Uno es como no, la casa de Walter White, nuestro «inocente» profesor. Está en una zona residencial y el propietario se ve que está un poco harto de la cantidad de gente que pasa por allí y se dedica a recrear una escena en la que una pizza acaba en el tejado de la casa. Así que tiene varios carteles avisando de que es una propiedad privada, que respetes su casa, además tiene varias cámaras de seguridad. Nos encontramos que el hombre estaba sentado dentro del garaje, vigilando a ver quien se acerca.

Nosotros fuimos bastante discretos y aparcamos el coche a unos 40-50 metros e hicimos algunas fotos aprovechando el zoom de la cámara. Justo cuando estábamos mirando la casa, llegó otro coche a verla, y cuál fue nuestra sorpresa que eran dos chicas y un señor que iba igual que Walter White cuando es Heisenberg. Iba vestido de forma similar, calvo, con su perilla y sus gafas de sol, y además los rasgos físicos eran bastante parecidos. Ellos también fueron bastante discretos y no molestaron al buen hombre. Después seguimos un poco más y fuimos a ver el tunel de lavado que tenían Walter y su mujer, allí nos volvimos a encontrar a nuestro Heisenberg particular. Teníamos que habernos hecho una foto con él, pero en ese momento no lo pensamos.

Volvemos a la ruta y nuestra intención era desayunar en un local céntrico, muy próximo al teatro Kimo, uno de los símbolos de la ciudad. El restaurante, llamado Nick Crossroads ya no está, o ha cerrado o se ha trasladado. En su local hay otro restaurante que se llama Cafe Bien, y entramos a desayunar y la verdad es que hace honor al nombre, está bien.

Con las fuerzas renovadas seguimos la Ruta 66 dirección sur para hacer la opción pre-1937, que pasa por una serie de pueblecitos con nombre español como Isleta, Mesita, Los Lunas.. La primera parada es en Isleta Pueblo, una pequeña comunidad de viviendas con calles de tierra y casas de adobe pintadas de blanco. Destaca su plaza central donde hay una iglesia de la antigua misión, St. Augustine Church, que es muy bonita y está muy bien conservada.

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Al poco de pasar Isleta Pueblo, cruzamos el río Grande, que si sois un poco mayores (pero jóvenes todavía, eh!), lo recordaréis de varias películas del Oeste. Seguimos atravesando pueblos hasta Los Lunas, donde hay que girar al oeste para volver a la altura de la I-40. En este trayecto nos cayó un buen chaparrón, que duró poco, unos 10-15 minutos, pero la temperatura cayó en picado durante un rato, de unos 30ºC a unos 15ºC. Cuando llegamos a la I-40 a la altura de Mesita, no nos incorporamos sino que vamos a ir bastante paralelos a su trayecto, unas veces al norte y otras al sur de la interestatal.

Justo al pasar Mesita y antes de llegar al siguiente pueblo, Laguna, hay una zona de origen volcánico, puedes ver unos cuantos restos de lava. Además en este trozo de carretera está la Dead Man’s Curve, la curva del hombre muerto. Lo cierto es que curva tiene telita, le falta poco para completar una circunferencia completa y es bastante cerrada, más vale pasarla despacito pues debe tener la fama merecida.

Toca poner gasolina, llevamos unas 1.825 millas y con este repostaje son 150 usd de gasolina. Aquí ya es más cara, sobre los 3-3,50 usd el galón. Una cosa que está bien, es que todas las gasolineras tienen un cubo, recipiente junto al surtidor, que contiene agua con un poco de jabón para que te limpies los cristales, es totalmente gratuito. Además nos encontramos que había una chica muy guapa que te los limpiaba muy amablemente 🙂

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Los paisajes se vuelven a ondular, la tierra es más rojiza. Pequeñas montañas rojizas, castigadas por la erosión, comienzan a acompañar las vistas. Pasamos por la entrada de varios ranchos y nos hacemos una foto en la entrada de uno. Vemos varios perros de la pradera o algo así que, a pie de carretera están tan tranquilos viendo cómo pasas con tu coche, uno incluso estaba junto a un semáforo, no sé si esperaba a que se pusiera verde para pasar…

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Dónde están los perritos de la pradera??

Hacia la milla 200 de nuestra jornada, llegamos a la Continental Divide. Se trata de la división hidrólogica de América, que divide las cuencas de los ríos que desaguan o al Océano Pacífico o al Océano Atlántico. No tiene nada de especial más que ver el lugar, unas fotos y si quieres algo hay alguna tienda de recuerdos.

A la hora de comer llegamos a Gallup y paramos en Earl’s Restaurant. Muy amablemente nos preguntaron de dónde veníamos y nos comentaron que hacía unas pocas horas habían pasado por allí otros españoles que iban en moto. Es un restaurante familiar y la comida está bien, tienes comida americana y mejicana. Hay muchos indios e hispanos comiendo en el restaurante. Tanto en la entrada del local, como cuando estás comiendo, pasan por las mesas varias vendedoras indias por si quieres comprar artesanía local. No es nada molesto, simplemente van pasando de vez en cuando y si quieres algo les avisas.

Por esta zona vemos muchos más trenes, que son enormes, con dos pisos de contenedores, llegan a medir varios kilómetros, se pierden en la distancia.

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Entramos en el estado de Arizona, aquí tenemos que atrasar una hora los relojes, lo que nos viene bien para ganar tiempo. Llegamos finalmente a Chambers, nuestro destino de hoy. El hotel es el Days Inn Chambers Hotel, está en la salida 333 de la I-40, al lado de la interestatal. Lo cierto es que como os comentaba antes, no hay absolutamente nada más que el hotel y una gasolinera al lado, ni rastro del pueblo. Teníamos una cierta preocupación por como estaría el hotel, pero para su precio, unos 46 € por los cuatro, está muy bien. Todo limpio y bastante nuevo, una piscina pequeñita pero muy bien cuidada y como no había casi nadie, la teníamos para nosotros solos. Después del baño, tocó hacer la colada de nuevo, cenamos en el restaurante del hotel, que no tenía mucha variedad pero también estaba bien y no era caro. Visto el resultado, fue una buena elección parar aquí. Ahora a descansar que mañana abandonamos la ruta por unos días para vivir la naturaleza de este enorme país.

Día 9: Clinton – Amarillo

Nuestra etapa de hoy es más corta, unas 175 millas (282 km), que nos llevarán hasta Texas, yehaa¡¡¡. Aquí tenéis el mapa.

Hemos desayunado las sobras del Wallmart, pues a pesar de que en la web de Hoteles.com indicaba que incluía el desayuno, luego no era así :(. Hoy alcanzamos las 1.000 millas de ruta y nuestra primera parada ha sido en el museo National Route 66 Museum de Elk City, a unas 30 millas de nuestro inicio en Clinton. Se trata de un complejo que incluye museo y una reproducción de una ciudad típica del medio-oeste de las primeras épocas de la ruta. También tiene muchos artículos de rodeo, de una familia del pueblo muy conocida por aquí, y supongo que de todos los aficionados del rodeo, los Beutler Brothers. Cuesta 5 usd los adultos y 4 usd los niños. Como en otros museos, les gusta mostrar imágenes de la vida cotidiana de hace 50-100 años, representándolo mediante figuras a tamaño natural que simulan una peluquería de los años 40, o una secretaria-telefonista de los años 50, etc…

Seguimos camino y para sorpresa nuestra descubrimos que nuestro hijo tiene un pueblo en Estados Unidos para él solito 🙂

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Poco a poco vamos llegando a la frontera del estado, seguimos con paisajes llanos, pastos, vacas y más vacas. Pasamos por algún motel típico como el Western Motel en Sayre y finalmente cruzamos Texola, el último pueblo antes de entrar en Texas.

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Texas es un estado enorme, pero la ruta lo atraviesa por su zona norte, por esa forma cuadrada en su parte superior que podéis ver en la foto anterior. La primera población que nos encontramos en Texas es Shamrock, aquí hacemos parada y visitamos la gasolinera y café Tower Conoco Station en la que está inspirada la que sale en la película de Cars. Fue construída en 1936 y tiene tienda y una cafetería ambientada en los años 50. En el exterior de la gasolinera había unos coches de la época muy bien restaurados, al principio creíamos que eran parte de la atracción y nos pusimos a hacer fotos tranquilamente, pero luego resultó que eran de unos que también iban haciendo la ruta.

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Hacia la milla 100, llegamos a McLean, donde podéis ver la gasolinera Phillips 66 más antigua de este estado. Como es de esperar, está muy bien conservada, restaurada, cómo les gusta a los americanos esto de las antiguas gasolineras.

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Las carreteras, las llanuras se pierden en la vista, cada vez hay menos árboles. Ahora si queremos podemos ir algo más rápido, según el tramo de carretera en Texas puedes ir hasta 70 mph, unos 115 km/h. Otro tema que quizás no habíamos comentado es que la señalización de las carreteras es muy clara. Si más o menos te orientas bien sobre la dirección que quieres ir, no tendrás nunca problemas pues siempre te indican si vas a coger tal carretera en dirección norte, sur, este u oeste. en nuestro caso como vamos de este a oeste, casi siempre debíamos seguir las indicaciones de West. Pasamos por el depósito inclinado de Britten, una curiosidad de la zona.

Everything is bigger in Texas, es una expresión que habrás oído alguna vez o la oirás cuando estés por este país. Con nuestra siguiente visita, pudimos comprobarlo. Llegamos a la Cross of Our Lord Jesus Christ una enorme cruz cerca de la población de Groom. Tiene casi 60 metros de altura, con lo que mucho antes de llegar, ya la vas viendo a lo lejos. Junto a ella se representan los diferentes pasos de los últimos días de Jesús, desde que Poncio Pilatos se lava las manos, hasta que recogen a Jesús de la cruz. Además en el parking pudimos ver otra de las imágenes normales en este país y nunca vistas en el nuestro, una autocaravana que llevaba un todoterreno de remolque. En España como mucho ves autocaravanas con bicis, alguna moto, aquí es habitual llevar un coche a remolque para tus desplazamientos cuando pares.

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Lo pequeñito que hay en la base de la cruz, soy yo 🙂

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Finalmente, llegamos a nuestro destino de hoy, Amarillo. Como es la hora de comer, y antes de pasar por el hotel, hacemos la parada obligatoria de esta población, The Big Texan un restaurante motel donde puedes comer cantidades, tamaños enormes, Ya lo hemos dicho, aquí es todo a lo grande. El local es enorme, tiene diversas zonas. Su principal atracción consiste en intentar comerte un enorme steak de 72 onzas, poco más de 2 kg, en un plazo máximo de una hora. El reto no es sólo el enorme chuletón, es que has de comerte también lo que complementa el menú, patata asada, ensalada, pan con mantequilla y cóctel de gambas. Si lo consigues te sale gratis, ponen tu nombre en el salón de la fama y te dan una camiseta, si no puedes pues a pagar los 72 usd del menú. Para hacer el reto te sientan en una mesa que está más elevada que el resto, como en un escenario. Se trata de un buen restaurante, la comida está muy buena, el hecho de que tenga esta u otras atracciones, no le resta calidad a su cocina.

Nosotros no nos atrevemos con el reto, así que nos conformamos con el steak de 12 onzas, unos 350 gr., con sus complementos. La ternera está muy rica, muy jugosa. Los niños se deciden por el chicken grilled steak sandwich. Aquí la family pasó un buen rato de risas a mi costa. Cuando nos traen la comida y comienzo a comer, le hinco el diente a lo que yo me pensaba que era un pimiento por su tamaño, pero no, era un jalapeño¡¡¡, socorro la lengua me arde, esto es un infierno¡¡, corriendo cojo el hielo de la Coca Cola y me lo pongo en el labio y la lengua. Ya puedes imaginar las risas de Ani y los niños y yo allí sufriendo pensando que estaba dejando parte de mi cuerpo en Texas. En fin, el hielo hizo su efecto y fuí recuperando la normalidad. Para el postre, dado el tamaño de los platos, nos pedimos un trozo de pastel de zanahoria para compartir entre los cuatro, lo que se demuestra un acierto al verlo llegar a la mesa, nuevamente estaba buenísimo.

Cuando estábamos terminando el postre, un valiente se animó a subir a la tarima a ver si conseguía el reto. Como es normal, ahí fuimos varios a hacerle unas fotos al hombre, se le veía concentrado en la labor. No sabemos si lo conseguió pues nosotros ya no íbamos a esperar casi una hora hasta que acabara, pero llevaba buen ritmo. Os animo a que entréis en el enlace de la web de Big Texan que os he dejado (Record Molly Schuyler), allí podréis ver a la actual titular del record, una chica de lo más normal, que se zampa el menú en 4 minutos 18 segundos. Lo de zampar es un decir, más bien engulle y traga sin masticar apenas, es todo un espectáculo. Además creo que tiene otro record de comerse tres veces seguidas el menú en unos 20 minutos, una auténtica barbaridad. A mí si hay un cataclismo o vienen los zombies, me da más miedo estar al lado de esta mujer…

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El establecimiento también cuenta con una tienda de recuerdos, con una silla enorme donde te puedes hacer una foto que queda muy divertida y unas fotos en la pared, camino de los servicios, que dan un poco de miedito.

Bueno, tras este buen rato, nos dirigimos ya a nuestro hotel Super 8 Motel Amarillo que está muy cerca de Big Texan, al lado de la interestatal. El hotel está bien e incluye desayuno. Damos una vuelta por la ciudad, Amarillo tiene unos 200.000 habitantes, pero como en Estados Unidos no se utilizan mucho los bloques de pisos como construcción, su extensión es mucho mayor que la de cualquier ciudad española con el mismo número de habitantes. Hay muchísimos restaurantes, unos junto otros, cada uno tiene su propia construcción. Ya comienzan a abundar las taquerías, restaurantes mexicanos. Nos vamos a un centro comercial grande que encontramos para dar una vuelta y cenar en algún local que haya dentro. Al final vemos un sitio que sirven Corn Dogs, que son una especie de frankfurt rebozado como si fuera un buñuelo y frito, pinchado en un palo. A los niños les apatecía probarlo, lo habían visto por la tele. Pedimos los Corn Dogs y unas porciones de pizza, y menos mal porque los Corn Dogs no nos gustaron nada.

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Bien, esto es todo por hoy, mañana cambiamos de nuevo de estado y entraremos en New Mexico.

Día 8: Claremore – Clinton

Hoy tenemos por delante una jornada de unas 230 millas (370 km), íntegramente por las tierras de Oklahoma. Nuestro hotel incluía el desayuno, algo bastante común en algunas de las cadenas de hoteles sencillos que surcan los Estados Unidos. No esperéis nada del otro mundo, leche, café, zumos de concentrado de fruta, algunas pastas, tostadas y waffles o pancakes (te los haces tú mismo con una pasta que pones en un molde), pero bueno es más que suficiente para llegar hasta la hora de la comida. Os dejo el mapa de la ruta de hoy.

Salimos temprano, sobre las 08:15, pues en nuestro destino, Clinton, hay un museo de la ruta y no queremos llegar tarde (cierra a las 18:00-19:00 según la época del año) y que no nos de tiempo a verlo.

Nuestra primera parada de hoy es en la Blue Whale que se encuentra en Catoosa. Se trata de una construcción recreativa con forma de ballena, creada a principios de los 70 por Hugh S. Davis como regalo de aniversario para su esposa. La ballena tiene unos pequeños toboganes acuáticos que sale de su interior y van a parar al pequeño lago que hay. En su día los habitantes de los alrededores venían a bañarse, hacer picnic en la zona, pero hoy en día Blue Whale, aunque se ve en buen estado, no es suficiente para que la gente se esté diviertiendo en ella, pero puedes entrar a verla por dentro. La entrada es gratuita.

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A medida que nos vamos internando en Oklahoma, los paisajes van perdiendo buena parte de sus ondulaciones, comienzan a ser más frecuentes las llanuras, los pastos para las muchas granjas de vacas, ranchos, de la zona. Cuando pasamos junto a las casas que quedan a pie de carretera, podemos en alguna de ellas, ver los refugios para tornados, pues Oklahoma es uno de los estados que más los sufren.

Sobre la milla 30 pasamos por Tulsa, posiblemente la segunda ciudad más grande de Oklahoma, decidimos no parar pues tampoco hay nada que nos llame especialmente la atención. Llegamos a la milla 88 y paramos en las poblaciones Stroud y Chandler, para fotografiar un par de moteles el Skyliner Motel (Stroud) y el Lincoln Motel (Chandler), son moteles históricos de la ruta, como el de Lebanon que dormimos hace un par de noches.

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Lincoln Motel

Unas 30 millas más y llegamos a Arcadia y visitamos el granero Round Barn construído a finales del siglo XIX, su particularidad es la forma circular que tiene, es muy bonito, la ruta pasa por delante, no tiene pérdida, y una vez visto, para nosotros no hay duda de que es una de las paradas obligatorias de la ruta. El granero tiene dos plantas, arriba estaría el granero y abajo está habilitado el museo y la tienda. Os recomiendo entrar primero abajo, y espero que tengáis la misma suerte que tuvimos nosotros de que Bill, uno de los que ayudó en su restauración, os lo enseñe y os explique su historia. Bill es un señor de 89 años con una vitalidad tremenda que ya querríamos muchos de nosotros a nuestra edad actual. Te explica con pasión la historia del granero, de cómo jugaba en él de joven de cómo estaba abandonado y medio derruído y cuando parte del techo cayó en los años 80 y entonces un pequeño grupo de voluntarios de la población, entre los que se encontraban él y su esposa, lo restauraron por completo. Nos dice que desgraciadamente para él, su esposa había fallecido en el mes de Abril de 2015, pero que él seguía activamente en el Round Barn para poder mostrar a todo el mundo su pequeña obra de arte.

La parte superior ahora restaurada, la alquilan para fiestas de cumpleaños, aniversarios, para fiestas locales, sin abusar del número de eventos. De todas formas la gente que lo pueda alquilar son vecinos que conocen la historia y son siempre muy respetuosos con este monumento. Cuando estábamos viendo esta planta de arriba, junto con un matrimonio alemán de Munich, Bill se arrancó a enseñarnos cómo se baila por esta zona, así que el hombre sacó a bailar a Ani, a Paula y a la señora alemana, una situación algo embarazosa para ellas, pero muy divertida para nosotros… 🙂


A unos 300 metros más adelante del Round Barn, nos encontramos con el POPS un restaurante, tienda y gasolinera, que destaca por tener una botella gigante de soda en el exterior de unos 20 metros de altura. Dentro puedes comprar sodas de cualquier sabor que puedas imaginar.

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Continuamos camino y pasamos por la capital del estado, Oklahoma City, no hacemos ninguna parada y seguimos hasta llegar a El Reno (no confundir con Reno, Nevada, ciudad de multitud de casinos). Aquí nos detenemos pues es la hora de comer. Nos ayudamos de nuestra magnífica guía y nos sugiere que vayamos a Robert’s Grill por sus deliciosas hamburguesas. Cuando llegamos al restaurante y lo vemos por fuera pensamos, ¿pero qué tugurio es este?, yo ahí no entro, y cuando abres la puerta y ves un local enano, sin mesas, sólo una barra con 10-15 taburetes y varios vaqueros en su interior, piensas, mejor me doy la vuelta. Pero no ¡¡, hemos venido a vivir una aventura, a conocer la América profunda, real, así que p’adentro.

¿Cuál fue la experiencia?, pues unas hamburguesas buenísimas, un local muy familiar llevado por el padre y sus dos hijos adolescentes, con los estuvimos conversando sobre nuestro viaje, nos dieron algunos consejos. Hablamos también sobre el instituto con sus hijos, que ellos acaban antes sobre el mes de Mayo, pero empiezan también antes, en Agosto. En fin, como suele decirse las apariencias engañan y si venís por aquí y os pilla bien de hora, no dejéis de comer sus deliciosas hamburguesas dobles con cebolla (añade queso o bacon al gusto). Puedes ver como te la prepara en el mismo momento, cogiendo un puñado de carne picada, la pone en la plancha, la chafa un poco, le pone la cebolla por encima y la aplasta más hasta darle la forma de hamburguesa irregular. Para hacer el bacon, lo ponía en la plancha, pero luego le ponía otra plancha como las de planchar la ropa encima, para hacer los dos lados a la vez y que no se curvase.

Seguimos camino, las carreteras se hacen rectas, y más rectas, llanuras a un y otro lado, y la tierra tiene un color rojizo. Cuando pasamos junto a ranchos, algunos son tan inmensos que no ves animales, y si los ves, tienen tanto espacio para ellos que cada uno va a su bola.

Finalmente llegamos a Clinton, nuestro destino, dejamos las cosas en el hotel y nos vamos a ver el museo Oklahoma Route 66 Museum tanto el museo, como la tienda de souvenirs que tiene están muy bien, es un buen sitio para comprar algunos. En muchos de los museos o tiendas encuentras entre otros souvenirs, matrículas de vehículos de los diferentes estados. Me gustan, así que creo que durante el viaje iré cogiendo alguna. El museo cuesta 5 usd los adultos, 1 usd los niños.

Volvemos al hotel, Days Inn Clinton un hotel sencillo pero bien para una noche, de la cadena Days Inn. Hoy toca lavandería, pues no hemos puesto ninguna desde que salimos y tampoco era cuestión de traerse tropocientas prendas de ropa. Para un viaje de tantos días, mejor traer ropa para 7-8 días y vas poniendo lavadoras y secadoras por el camino. Son económicas y son bastante rápidas, en el mismo hotel pueden venderte jabón y suavizante (normalmente) además la ropa quedaba bastante bien. Para cenar hoy Pizza Hut, que no lo habíamos probado todavía. Ahora a dormir, mañana entraremos en Texas.

Día 7: Lebanon – Claremore

Hoy tenemos una jornada de 255 millas (410 km) que nos llevará desde Lebanon (Missouri) hasta Claremore (Oklahoma). Puede parecer que conducir estas distancias cada día sea muy agotador, pero conducir con un coche automático y por estas carreteras, espacios abiertos, se hace muy sencillo, agradable. Te cansas pero nada del otro mundo. Os dejo el mapa de la ruta de hoy.

A las 08:45 nos ponemos en marcha, como comentamos en la entrada anterior, el desayuno ha sido en la habitación con las compras de ayer. Antes de hablar de nuestra primera parada de hoy, todavía no os hemos puesto ninguna foto de alguna de las casas que nos vamos encontrando por el camino. Evidentemente no son todas así, pero en Illinois y Missouri son más habituales. Hacemos las fotos con cuidado y sin bajar del coche, no vaya a ser que nos vea alguien y se piense que los estamos espiando y llamen a la pasma.

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Nuestra primera parada de hoy será para ver una enorme tienda de artículo deportivos, de caza, pesca y camping, la Bass Pro Shop cualquier descripción sobre su tamaño, lo que puedes encontrar dentro, no le haría justicia. Es como si cogieras cualquier gran gran superficie de Barcelona, Madrid y la dedicaras toda en exclusiva a los artículos deportivos. Está situada en Springfield (en el de Missouri), y la Ruta 66 pasa justo por delante, así que no tendréis problema en encontrarla.

Está centrada en la caza, pesca y el camping, hay armas de todo tipo, arcos, ballestas como las que lleva por ejemplo el personaje de Daryl en The Walking Dead. Tiene varias piscinas, peceras, estanques en su interior, con todo tipo de peces, patos, caimanes, serpientes. Tiene muchísimos animales disecados de gran tamaño, como osos, alces, ciervos, trofeos de caza. Venden también gran cantidad de buggies de todos los tamaños, lanchas rápidas pequeñas, grandes y enormes. En fin, una brutalidad, aquí se hace todo a lo grande. Decathlon a su lado sería como un quiosco de venta de la ONCE.

Seguimos nuestro camino y nos detenemos en nuestra primera gasolinera del día, una de las más conocidas de la ruta, la Gary’s Gay Parita Station, desgraciadamente no la vamos a poder visitar, hoy es domingo y está cerrada, así que sólo podemos verla por fuera y hacerle unas fotos.

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Continuando nuestro camino pasamos por una zona donde están construyendo unas casas, como igual habéis visto por la tv y el cine, aquí se usa mucha madera en la construcción de las viviendas. Incluso casas que pueden parecer de obra en realidad, sólo es un recubrimiento exterior, toda la estructura e interiores son de madera. Para muestra una foto.

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Aproximadamente en la milla 115 de hoy, cerca de la población de Carthage (Missouri), visitamos el pueblo «reconstruído» de Red Oak II . Parece un pueblo fantasma, pero se trata de una reconstrucción de un pueblo cualquiera, con todos sus elementos típicos de los años 50-60. Al parecer el artista local Lowell Davis, vivió en el real Red Oak, que poco a poco fue desapareciendo, después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Entonces decidió recrear cómo era la población. Se trata de una visita totalmente gratuita (dejas la voluntad) y cuando fuimos lo cierto es que no había nadie, ni visitando ni trabajando ni vigilando, así que realmente tienes la sensación de estar paseando por un pueblo fantasma en el que el tiempo se ha detenido. Es sorprendente encontrar por la ruta, este tipo de museos, exposiciones, totalmente gratuitos y que llevan un trabajo enorme detrás.

En Missouri el terreno ha cambiado ligeramente respecto a Illinois, hay más ondulaciones, colinas, más vacas y menos maíz. De momento el tiempo soleado nos acompaña en nuestro viaje, ha subido un poco la temperatura respecto a Chicago, pero como mucho llegamos a unos 30ºC. Al llegar a Carthage nos acercamos a ver el autocine de esta población, el 66 Drive-In Theatre en esta ocasión no tenemos tanta suerte y está cerrado, no podemos entrar a verlo. Hacemos alguna foto desde el exterior, pero no tan bien como en el de Litchfield.

Cambiamos de estado y entramos brevemente en Kansas, la Ruta 66 lo atraviesa durante unas 13 millas. Precisamente queríamos comer en Baxter Springs, pero el restaurante está cerrado así que seguimos algo más de camino. Paramos en un par de gasolineras históricas, una en el mismo Baxter Springs, una Philips 66 Station de los años 30 y la siguiente en Commerce, la Allen’s Fillin’ Station ya en el siguiente estado, Oklahoma.

Sobre la milla 170 llegamos a Miami, no la de Florida lógicamente, además cuidado porque se dice, «My-am-uh», a ver si se os va a enfadar algún vecino. Aquí ya toca comer y vamos al Waylan’s Ku Ku Burger un negocio familiar, con unas hamburguesas muy buenas. Además tiene unos preciosos coches restaurados en el exterior.

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Seguimos ruta, pero antes seguir comentaros antes de que se me pase, que por toda esta zona, cerca de la ruta original transcurre la I44, lo que sería la autopista/autovía que sustituye a la antigua 66, pero aquí a diferencia de otras zonas tiene tramos de peaje, y por lo que he leído de algunos foreros tiene su miga pagarlos, no hay unas explicaciones muy claras. Así que informaros bien si queréis pasar por ellos. Nosotros no lo miramos pues no teníamos intención de pasar por ninguno. Bueno seguimos, poco antes de Chelsea nos desvíamos ligeramente para pasar por el puente Pryor Creek Bridge muy bonito, por el río hay unas tortugas disfrutando del baño.

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Volvemos a ruta, pero muy pronto tomamos un nuevo desvío en Foyel, nos alejamos unas 4 millas para ver el Totem Pole Park es un pequeño parque de esculturas con formas de totem indio, realizadas por el artista Ed Galloway. Como los demás, es gratuito y dejas la voluntad, puedes pasear tranquilamente, está junto a una casa donde vivió el artista, ya fallecido a principios de los 60. Destaca principalmente uno de 12 metros de altura.

Finalmente, sobre las 17:30 llegamos a nuestro hotel en Claremore, el Microtel Inn & Suites Wyndham por el precio, unos 50 €, es un hotel que está muy bien. Tiene su pequeña piscina, jacuzzi, y la habitación tiene una pequeña cocina que separa las dos camas. Así que hacemos algo de bondad monetaria y nos vamos al Walmart cercano y nos compramos la cena. Disfrutamos un poco de la piscina, reponemos fuerzas, cargamos todos los trastos eléctricos y a dormir.

Día 2: Chicago.

Después de unas cuantas horas de vuelo, con escala en Düsseldorf, llegamos sobre las 11 de la mañana a Chicago. El vuelo ha ido francamente bien. La primera parte operada por Air Berlin, aunque era un avión tipo Vueling o Easyjet, me parecieron más cómodos y con mejor servicio que la media de los vuelos económicos. La segunda parte, operada por American Airlines, perfecta, plazas de turista bastante anchas, varios servicios de snacks, y comida muy bien para lo que suele ser habitual en un vuelo.

Pasamos la zona de aduanas sin problemas, lo cierto es que teníamos un poco de miedo porque hubiera muchos retrasos o que aleatoriamente (porque nosotros somos muy buenos, eh?) nos tocara uns revisión en profundidad, pero la verdad es que se lo miran todo mucho y preguntan, pero fue ágil y no tuve ninguna sensación de agobio, ni malas caras. Nada más salir de la recogida de equipaje, lo que primero que vemos ¿qué es?, pues un McDonalds por supuesto, con muchas banderas americanas por todas partes. Pasamos por delante y vamos a buscar nuestro transporte público desde el aeropuerto O’Hare hasta nuestro hotel.

Lo mejor para llegar al centro es tomar en el aeropuerto la Blue Line, ésta te lleva hasta la zona del Loop, que es el centro financiero de Chicago, el Downtown, donde confluyen las líneas principales de transportes en una zona circular, que te permite conectar y cambiar de línea para que puedas llegar a cualquier otro lugar de la ciudad. además en esta zona tienes el metro elevado, una imagen muy típica, que seguramente habrás visto en películas donde Chicago sea la ciudad protagonista. Puedes consultar toda la información necesaria en la página de transportes de la ciudad: www.transitchicago.com

Para desplazarte puedes comprar una Ventra Card, una especie de tarjeta de crédito, donde cargarás los bonos de transporte que necesites, por ejemplo de 1, 3, 7 días. No son caros, 3 días creo recordar que eran 20 $. Lo que no te entra en este importe es el trayecto del aeropuerto al centro, debes pagarlo aparte. Así que en nuestro caso, como nuestro hotel estaba muy céntrico, nos gusta andar bastante y Chicago es una ciudad muy cómoda de visitar, con la mayoría de sus puntos de interés próximos entre sí, decidimos comprar únicamente el trayecto al centro y no comprar la Ventra Card. Si luego nos cansábamos de andar, ya tomaríamos algún transporte de forma puntual. El precio del billete del aeropuerto al Downtown es de 5 $.

Nuestro hotel era el Kinzie Hotel situado en el downtown, muy cerca del río, en la orilla norte del mismo, así que nos bajamos en la estación de Lake/Clark y fuimos andando pues estaba a unos 5 minutos. Este hotel es perfecto, el mejor del viaje sin duda. En la recepción algunos hablan español, tienen desayuno en cada planta. es decir, tú te levantas por la mañana, sales con tu bandejita al pasillo y junto a los ascensores, en cada planta, tienes montada una mesa con pastas, pancakes, cafés, zumos, salchichas, huevos, tostadas,…, puedes ir y volver a tu habitación las veces que quieras. las habitaciones son muy grandes, muy cómodas y están en perfectas condiciones.

Después de colocar las cosas en la habitación, salimos del hotel para pasar nuestro primer día en Chicago. Ya es la hora de comer, así que es lo primero que hacemos. Habíamos leído sobre el perrito caliente típico de Chicago, el Chicago Dog, así que fuimos a un America’s Dog www.americasdog.com hay varios por la ciudad, y Ani y yo nos pedimos uno, los niños prefirieron hamburguesa. Estaba bien, pero para mi gusto llevaba demasiado pepinillo y una trozo de guindilla enorme, que le daban un sabor bastante fuerte.

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Chicago Dog

Después de comer dimos una vuelta por el centro ya que la idea era hacer un crucero por el río al atardecer. Así que aprovechamos para hacer nuestro primer reconocimiento a la zona más próxima alrededor del hotel.

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Marina City

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Chicago River

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Trump Tower

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Chicago Theatre

Hacia las 17:30 nos dirigimos a uno de los puntos de salida de los cruceros por el río que operan por el mismo. Hay varias compañías y varios tours, incluso también tienes los Chicago Water Taxi, algo así como un servicio público de taxis utilizando el río. Nosotros habíamos adquirido antes de salir la Chicago Go Card que tiene varias modalidades, en concreto teníamos la Explorer que te permite escoger entre 3 o 5 de las atracciones de la ciudad. Está bastante bien, supone un ahorro de dinero. Así que nuestra primera utilización fue para realizar el Architecture Cruise con Shoreline Sightseeing, lo cogimos junto al río, muy cerca de la Trump Tower, es recomendable que si podéis lo hagáis a una hora que os pille el atardecer durante el crucero, las vistas de la ciudad, de los rascacielos y cómo incide la luz crepuscular en ellos, es impresionante, mágico. Nuestro guía, Jim, era un tipo de lo más simpático, nos hizo unas fotos, nos preguntó de dónde veníamos y durante el trayecto sus comentarios fueron muy interesantes. Nos estuvo ilustrando sobre los cuatro tipos de arquitectura que conviven en Chicago, sobre cómo son sus habitantes, sobre el gran incendio que sufrió la ciudad,… realmente una excursión muy recomendable. Al terminar fuimos a cenar al hotel porque nos comentaron en recepción que en la última planta ponían bebidas y aperitivos gratis para los clientes, lo cierto es que no era gran cosa, no tanto por la calidad sino por la cantidad, pero estábamos bastante cansados y decidimos retirarnos a la habitación pues el día había sido largo. Os dejo con unas fotos más, tomadas desde el crucero por el río.