Día 18: Williams – Las Vegas

Hoy tenemos por delante una jornada de 235 millas (unos 378 km), que nos llevarán a la gran ciudad de Las Vegas. La Ruta 66 como tal no pasa por Las Vegas, pero pasa tan cerca que la mayoría de los que hacemos la ruta, sea completa o parcialmente, le hacemos una visita. En nuestra ruta, el punto en el que abandonamos la ruta será la ciudad de Kingman, pero no nos perderemos ni una milla, pues a la vuelta de Las Vegas, volveremos a pasar por Kingman para retomarla. Os dejo el mapa de hoy.

Salimos de Williams, ponemos gasolina (llevamos 290 usd) y al cabo de unas 17 millas hacemos un pequeño desvío en la salida 146 para ver la pequeña población de Ash Fork, cuyo atractivo principal es el DeSoto’s Salon que merece una foto por el coche Desoto 1958 que tiene en el tejado del local.

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Volvemos a la I40 unas pocas millas y en la salida 139 iniciamos uno de los tramos más auténticos de la ruta. En este tramo la 66 se separa bastante de la I40. A unas 18 millas llegamos a Seligman, una pequeña población de unos 500 habitantes, pero que ha sabido mantener el encanto, la imagen que tendría hace unos 50 años. El pueblo es prácticamente la calle principal que lo atraviesa y poco más, y casi cada edificio está dedicado a un negocio que tenga que ver con la ruta. Viven de ello, así que aquí hay casi el mismo número de habitantes que de turistas. Hay muchos comercios, pequeños museos-tienda caseros. Es probable que os encontréis con muchos moteros que hacen toda o parte de la ruta. Aquí los recuerdos son más caros que en otras localidades que hemos ido encontrando a lo largo del camino, pero merece la pena parar y darse una vuelta a pie por el pueblo para verlo.

Continuamos, pasando por Peach Springs y Hackberry, unas 60 millas más de recorrido, los paisajes son más áridos, con más presencia de matorrales, el terreno es más abrupto, no hay tanta llanura. Pasado Hackberry, unas millas antes de Kingman, pasamos por un restaurante abandonado que tiene un Tiki, como los de la Isla de Pascua, justo al lado sale un camino que al principio tiene un montón de buzones de las casas que se pueden ver más adelante. Es un lugar para una buena foto, con todos los buzones en primer plano.

Sobre la milla 125 llegamos a Kingman, esta población de unos 29.000 habitantes, está situada estratégicamente casi al final del estado de Arizona, muy cerca de Nevada y también de California, es la última ciudad importante de Arizona. Desde aquí tomaremos nuestro desvío al norte, que nos llevará a Las Vegas y volveremos a pasar en un parde días para seguir la ruta.

Kingman tiene varios puntos de interés, lo bueno es que están todos juntos. Justo por donde pasa la ruta, está el Route 66 Museum, ubicado en el Powerhouse Visitor Center, un edificio histórico de 1907. Justo enfrente está Locomotive Park, un pequeño parque donde se encuentra la inmensa Santa Fe Locomotive 3759, una locomotora de los años 20 que te dejará impresionado por sus dimensiones, y justo a su lado se encuentra el restaurante donde vamos a comer hoy, Mr D’z Route 66 Diner, un precioso restaurante que conserva el encanto de los locales de los años 50, muy auténtico. En la cocina tienen un aviso para indicar que los platos están listos, muy parecido al silbato de una locomotora antigua. La comida está deliciosa y bien de precio, tomamos hamburguesa y pizzas. Cuando paséis por Kingman, no lo dudéis, tenéis que comer o desayunar aquí.

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Mientras estamos comiendo, cae un tormentón bastante fuerte, pero sólo dura unos 15 minutos, así que por suerte no nos pilla. En el parque y luego en el restaurante, nos encontramos con una familia china, que eran bastante chillones, no paraban de gritarse unos a otros, y además se metían todo el rato por medio cuando intentábamos hacer fotos a la locomotora. Cuando salimos de comer e íbamos hacia el coche, coincidimos que ellos también salían y seguían gritándose igual. En la carretera habían quedado unos cuantos charcos de grandes dimensiones, y claro, como no paraban de chillarse y no iban muy atentos de por donde iban, pasó un coche a gran velocidad por encima del charco y choooofff ¡¡¡, duchita gratis :). Ya sé que no está bien alegrarse de las desgracias ajenas, pero en esta ocasión, alguna risita se nos escapó 😉 ….

Volvemos a la carretera y tomamos el desvío hacia Las Vegas. Tomamos la I93 que en unas 100 millas nos llevará a nuestro destino. El paisaje se va haciendo más árido, ya no hay ni casi matorrales. Cuando faltan unas 25-30 millas para Las Vegas pasamos por la presa Hoover. Hoover Dam, la presa Hoover, data de los años 30. Sus dimensiones no son espectaculares, pero sus formas, su ubicación, hacen de ella un monumento que merece la pena ver. Ahora bien, a mi me impresionó más el puente de la I93 que pasa por encima que la propia presa. Para llegar Hoover Dam, debes dejar la I93 por una salida que hay poco después del puente que os comentaba. En un par de km llegaréis a la presa, primero hay unos parkings de pago, pero yo no pararía ahí, si sigues pasarás la presa y en un par de curvas tendrás varias zonas públicas donde dejar el coche. Hay varios tours para visitarla, con diversos precios entre unos 12-30 usd por persona según lo que veas. A nosotros no nos interesaba mucho pues preferíamos no llegar muy tarde a Las Vegas para poder tener más tiempo para la ciudad. Así que dejamos el coche en el parking público, dimos un pequeño paseo (no mucho pues el calor empezaba a ser insoportable) y unas fotos, y de vuelta a la ruta.

Y finalmente llegamos a nuestro destino, Las Vegas. Ya cuando te vas acercando, vas viendo los enormes hoteles del centro. Esta ciudad está en medio de la nada, parece increíble pues la cantidad de recursos energéticos, alimenticios,…que debe consumir no me los puedo ni imaginar. Tiene tantas curiosidades, por ejemplo el aeropuerto McCarran International Airport, el aeropuerto de la ciudad, está en el centro ¡¡. La ciudad tiene unos 600.000 habitantes, al preparar la ruta, dudábamos si entrar por South Las Vegas Boulevard, la avenida principal donde están la mayoría de hoteles, casinos, atracciones, pues era la que mejor nos venía para llegar al hotel. Nos daba un poco de respeto porque tenía varios carriles en cada sentido y podría tener mucho tráfico y no conocíamos la ciudad. Al final nos decidimos a entrar por ella y todo fue perfecto, había algo de tráfico, pero no más que cualquier día en Barcelona, y como ya hemos dicho, la gente conduce muy bien, así que llegamos al hotel sin problema.

Nuestro hotel era el The Carriage House, un hotel familiar en una calle paralela a S Las Vegas Boulevard, en el mismo centro, muy cerca de las fuentes del Bellagio. Toda esta zona del centro junto a la avenida, donde están los principales hoteles, atracciones, se la conoce como el Strip. Tuvimos muchas dudas sobre qué hotel reservar, hay muchos, enormes y muy bonitos. El que más nos gustaba era el Mandalay, que es el más alejado del centro, dentro de los más conocidos, pero nos decidimos por el Carriage porque al no tener casino era más tranquilo, además tenía cocina, lo que nos permitía ahorrarnos algo para poderlo gastar en otras cosas. Y estaba en el centro pero no era caro, unos 94€ la noche. Es justo decir que los otros como el Mandalay, el New York, el Luxor no eran mucho más caros, incluso algunos como el Excalibur tenían un precio prácticamente idéntico, pero el Excalibur tenía casino y unas 4.000 habitaciones, y no nos apetecía algo tan grande, cuestión de gustos.

The Carriage House es un buen hotel, tiene una piscina junto a la entrada en la que estuvimos prácticamente solos durante toda la estancia, pero antes del baño en la piscina, al llegar dejamos las cosas en la habitación y nos fuimos a ver La Casa de Empeños. Gold & Silver Pawn Shop es una casa de empeños que sale un un programa de televisión que igual habéis visto. Por la tele suelen dar dos, uno es de una casa de empeños de Detroit, donde son más bestias, y se insultan, se tratan mal entre ellos y los clientes. El que nosotros habían visto algunas veces por la tele era éste de Las Vegas, donde daban un mejor trato al cliente y explicaban algo más sobre los productos que las personas venían a empeñar o vender. está en la misma S Las Vegas Boulevard, así que no tiene pérdida. Sigues la avenida principal hasta un poco más allá del hotel Stratosphere Casino Tower, una enorme torre de 350 metros de altura, y te lo encontrarás en lado derecho de la avenida. Pensábamos que igual podríamos ver a alguno de los protagonistas del programa, pero imagino que ya se han hecho tan famosos y ricos que ya sólo van al negocio a grabar. El local es mucho más pequeño de lo que parece por la televisión, y no tenía muchos artículos, casi todo joyas, relojes y monedas, así que nos decepcionó un poco la visita.

Volvemos al hotel, nos bañamos en la piscina y salimos a comprar para preparar la cena. Hace un calor tremendo, ya cae el sol y si antes hacía unos 40ºC, ahora estaremos a unos 38ºC y así será toda la noche. Supongo que tanta construcción, tanto asfalto, tantas luces, neones, hacen que la temperatura no pueda bajar lo necesario para estar cómodos por la calle, el aire es bastante caliente. Bueno os dejo las últimas fotos del día, mañana llega el gran día, Boda en Las Vegas ¡¡

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Parece de verdad, eh?

 

Día 9: Clinton – Amarillo

Nuestra etapa de hoy es más corta, unas 175 millas (282 km), que nos llevarán hasta Texas, yehaa¡¡¡. Aquí tenéis el mapa.

Hemos desayunado las sobras del Wallmart, pues a pesar de que en la web de Hoteles.com indicaba que incluía el desayuno, luego no era así :(. Hoy alcanzamos las 1.000 millas de ruta y nuestra primera parada ha sido en el museo National Route 66 Museum de Elk City, a unas 30 millas de nuestro inicio en Clinton. Se trata de un complejo que incluye museo y una reproducción de una ciudad típica del medio-oeste de las primeras épocas de la ruta. También tiene muchos artículos de rodeo, de una familia del pueblo muy conocida por aquí, y supongo que de todos los aficionados del rodeo, los Beutler Brothers. Cuesta 5 usd los adultos y 4 usd los niños. Como en otros museos, les gusta mostrar imágenes de la vida cotidiana de hace 50-100 años, representándolo mediante figuras a tamaño natural que simulan una peluquería de los años 40, o una secretaria-telefonista de los años 50, etc…

Seguimos camino y para sorpresa nuestra descubrimos que nuestro hijo tiene un pueblo en Estados Unidos para él solito 🙂

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Poco a poco vamos llegando a la frontera del estado, seguimos con paisajes llanos, pastos, vacas y más vacas. Pasamos por algún motel típico como el Western Motel en Sayre y finalmente cruzamos Texola, el último pueblo antes de entrar en Texas.

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Texas es un estado enorme, pero la ruta lo atraviesa por su zona norte, por esa forma cuadrada en su parte superior que podéis ver en la foto anterior. La primera población que nos encontramos en Texas es Shamrock, aquí hacemos parada y visitamos la gasolinera y café Tower Conoco Station en la que está inspirada la que sale en la película de Cars. Fue construída en 1936 y tiene tienda y una cafetería ambientada en los años 50. En el exterior de la gasolinera había unos coches de la época muy bien restaurados, al principio creíamos que eran parte de la atracción y nos pusimos a hacer fotos tranquilamente, pero luego resultó que eran de unos que también iban haciendo la ruta.

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Hacia la milla 100, llegamos a McLean, donde podéis ver la gasolinera Phillips 66 más antigua de este estado. Como es de esperar, está muy bien conservada, restaurada, cómo les gusta a los americanos esto de las antiguas gasolineras.

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Las carreteras, las llanuras se pierden en la vista, cada vez hay menos árboles. Ahora si queremos podemos ir algo más rápido, según el tramo de carretera en Texas puedes ir hasta 70 mph, unos 115 km/h. Otro tema que quizás no habíamos comentado es que la señalización de las carreteras es muy clara. Si más o menos te orientas bien sobre la dirección que quieres ir, no tendrás nunca problemas pues siempre te indican si vas a coger tal carretera en dirección norte, sur, este u oeste. en nuestro caso como vamos de este a oeste, casi siempre debíamos seguir las indicaciones de West. Pasamos por el depósito inclinado de Britten, una curiosidad de la zona.

Everything is bigger in Texas, es una expresión que habrás oído alguna vez o la oirás cuando estés por este país. Con nuestra siguiente visita, pudimos comprobarlo. Llegamos a la Cross of Our Lord Jesus Christ una enorme cruz cerca de la población de Groom. Tiene casi 60 metros de altura, con lo que mucho antes de llegar, ya la vas viendo a lo lejos. Junto a ella se representan los diferentes pasos de los últimos días de Jesús, desde que Poncio Pilatos se lava las manos, hasta que recogen a Jesús de la cruz. Además en el parking pudimos ver otra de las imágenes normales en este país y nunca vistas en el nuestro, una autocaravana que llevaba un todoterreno de remolque. En España como mucho ves autocaravanas con bicis, alguna moto, aquí es habitual llevar un coche a remolque para tus desplazamientos cuando pares.

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Lo pequeñito que hay en la base de la cruz, soy yo 🙂

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Finalmente, llegamos a nuestro destino de hoy, Amarillo. Como es la hora de comer, y antes de pasar por el hotel, hacemos la parada obligatoria de esta población, The Big Texan un restaurante motel donde puedes comer cantidades, tamaños enormes, Ya lo hemos dicho, aquí es todo a lo grande. El local es enorme, tiene diversas zonas. Su principal atracción consiste en intentar comerte un enorme steak de 72 onzas, poco más de 2 kg, en un plazo máximo de una hora. El reto no es sólo el enorme chuletón, es que has de comerte también lo que complementa el menú, patata asada, ensalada, pan con mantequilla y cóctel de gambas. Si lo consigues te sale gratis, ponen tu nombre en el salón de la fama y te dan una camiseta, si no puedes pues a pagar los 72 usd del menú. Para hacer el reto te sientan en una mesa que está más elevada que el resto, como en un escenario. Se trata de un buen restaurante, la comida está muy buena, el hecho de que tenga esta u otras atracciones, no le resta calidad a su cocina.

Nosotros no nos atrevemos con el reto, así que nos conformamos con el steak de 12 onzas, unos 350 gr., con sus complementos. La ternera está muy rica, muy jugosa. Los niños se deciden por el chicken grilled steak sandwich. Aquí la family pasó un buen rato de risas a mi costa. Cuando nos traen la comida y comienzo a comer, le hinco el diente a lo que yo me pensaba que era un pimiento por su tamaño, pero no, era un jalapeño¡¡¡, socorro la lengua me arde, esto es un infierno¡¡, corriendo cojo el hielo de la Coca Cola y me lo pongo en el labio y la lengua. Ya puedes imaginar las risas de Ani y los niños y yo allí sufriendo pensando que estaba dejando parte de mi cuerpo en Texas. En fin, el hielo hizo su efecto y fuí recuperando la normalidad. Para el postre, dado el tamaño de los platos, nos pedimos un trozo de pastel de zanahoria para compartir entre los cuatro, lo que se demuestra un acierto al verlo llegar a la mesa, nuevamente estaba buenísimo.

Cuando estábamos terminando el postre, un valiente se animó a subir a la tarima a ver si conseguía el reto. Como es normal, ahí fuimos varios a hacerle unas fotos al hombre, se le veía concentrado en la labor. No sabemos si lo conseguió pues nosotros ya no íbamos a esperar casi una hora hasta que acabara, pero llevaba buen ritmo. Os animo a que entréis en el enlace de la web de Big Texan que os he dejado (Record Molly Schuyler), allí podréis ver a la actual titular del record, una chica de lo más normal, que se zampa el menú en 4 minutos 18 segundos. Lo de zampar es un decir, más bien engulle y traga sin masticar apenas, es todo un espectáculo. Además creo que tiene otro record de comerse tres veces seguidas el menú en unos 20 minutos, una auténtica barbaridad. A mí si hay un cataclismo o vienen los zombies, me da más miedo estar al lado de esta mujer…

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El establecimiento también cuenta con una tienda de recuerdos, con una silla enorme donde te puedes hacer una foto que queda muy divertida y unas fotos en la pared, camino de los servicios, que dan un poco de miedito.

Bueno, tras este buen rato, nos dirigimos ya a nuestro hotel Super 8 Motel Amarillo que está muy cerca de Big Texan, al lado de la interestatal. El hotel está bien e incluye desayuno. Damos una vuelta por la ciudad, Amarillo tiene unos 200.000 habitantes, pero como en Estados Unidos no se utilizan mucho los bloques de pisos como construcción, su extensión es mucho mayor que la de cualquier ciudad española con el mismo número de habitantes. Hay muchísimos restaurantes, unos junto otros, cada uno tiene su propia construcción. Ya comienzan a abundar las taquerías, restaurantes mexicanos. Nos vamos a un centro comercial grande que encontramos para dar una vuelta y cenar en algún local que haya dentro. Al final vemos un sitio que sirven Corn Dogs, que son una especie de frankfurt rebozado como si fuera un buñuelo y frito, pinchado en un palo. A los niños les apatecía probarlo, lo habían visto por la tele. Pedimos los Corn Dogs y unas porciones de pizza, y menos mal porque los Corn Dogs no nos gustaron nada.

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Bien, esto es todo por hoy, mañana cambiamos de nuevo de estado y entraremos en New Mexico.

Día 8: Claremore – Clinton

Hoy tenemos por delante una jornada de unas 230 millas (370 km), íntegramente por las tierras de Oklahoma. Nuestro hotel incluía el desayuno, algo bastante común en algunas de las cadenas de hoteles sencillos que surcan los Estados Unidos. No esperéis nada del otro mundo, leche, café, zumos de concentrado de fruta, algunas pastas, tostadas y waffles o pancakes (te los haces tú mismo con una pasta que pones en un molde), pero bueno es más que suficiente para llegar hasta la hora de la comida. Os dejo el mapa de la ruta de hoy.

Salimos temprano, sobre las 08:15, pues en nuestro destino, Clinton, hay un museo de la ruta y no queremos llegar tarde (cierra a las 18:00-19:00 según la época del año) y que no nos de tiempo a verlo.

Nuestra primera parada de hoy es en la Blue Whale que se encuentra en Catoosa. Se trata de una construcción recreativa con forma de ballena, creada a principios de los 70 por Hugh S. Davis como regalo de aniversario para su esposa. La ballena tiene unos pequeños toboganes acuáticos que sale de su interior y van a parar al pequeño lago que hay. En su día los habitantes de los alrededores venían a bañarse, hacer picnic en la zona, pero hoy en día Blue Whale, aunque se ve en buen estado, no es suficiente para que la gente se esté diviertiendo en ella, pero puedes entrar a verla por dentro. La entrada es gratuita.

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A medida que nos vamos internando en Oklahoma, los paisajes van perdiendo buena parte de sus ondulaciones, comienzan a ser más frecuentes las llanuras, los pastos para las muchas granjas de vacas, ranchos, de la zona. Cuando pasamos junto a las casas que quedan a pie de carretera, podemos en alguna de ellas, ver los refugios para tornados, pues Oklahoma es uno de los estados que más los sufren.

Sobre la milla 30 pasamos por Tulsa, posiblemente la segunda ciudad más grande de Oklahoma, decidimos no parar pues tampoco hay nada que nos llame especialmente la atención. Llegamos a la milla 88 y paramos en las poblaciones Stroud y Chandler, para fotografiar un par de moteles el Skyliner Motel (Stroud) y el Lincoln Motel (Chandler), son moteles históricos de la ruta, como el de Lebanon que dormimos hace un par de noches.

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Lincoln Motel

Unas 30 millas más y llegamos a Arcadia y visitamos el granero Round Barn construído a finales del siglo XIX, su particularidad es la forma circular que tiene, es muy bonito, la ruta pasa por delante, no tiene pérdida, y una vez visto, para nosotros no hay duda de que es una de las paradas obligatorias de la ruta. El granero tiene dos plantas, arriba estaría el granero y abajo está habilitado el museo y la tienda. Os recomiendo entrar primero abajo, y espero que tengáis la misma suerte que tuvimos nosotros de que Bill, uno de los que ayudó en su restauración, os lo enseñe y os explique su historia. Bill es un señor de 89 años con una vitalidad tremenda que ya querríamos muchos de nosotros a nuestra edad actual. Te explica con pasión la historia del granero, de cómo jugaba en él de joven de cómo estaba abandonado y medio derruído y cuando parte del techo cayó en los años 80 y entonces un pequeño grupo de voluntarios de la población, entre los que se encontraban él y su esposa, lo restauraron por completo. Nos dice que desgraciadamente para él, su esposa había fallecido en el mes de Abril de 2015, pero que él seguía activamente en el Round Barn para poder mostrar a todo el mundo su pequeña obra de arte.

La parte superior ahora restaurada, la alquilan para fiestas de cumpleaños, aniversarios, para fiestas locales, sin abusar del número de eventos. De todas formas la gente que lo pueda alquilar son vecinos que conocen la historia y son siempre muy respetuosos con este monumento. Cuando estábamos viendo esta planta de arriba, junto con un matrimonio alemán de Munich, Bill se arrancó a enseñarnos cómo se baila por esta zona, así que el hombre sacó a bailar a Ani, a Paula y a la señora alemana, una situación algo embarazosa para ellas, pero muy divertida para nosotros… 🙂


A unos 300 metros más adelante del Round Barn, nos encontramos con el POPS un restaurante, tienda y gasolinera, que destaca por tener una botella gigante de soda en el exterior de unos 20 metros de altura. Dentro puedes comprar sodas de cualquier sabor que puedas imaginar.

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Continuamos camino y pasamos por la capital del estado, Oklahoma City, no hacemos ninguna parada y seguimos hasta llegar a El Reno (no confundir con Reno, Nevada, ciudad de multitud de casinos). Aquí nos detenemos pues es la hora de comer. Nos ayudamos de nuestra magnífica guía y nos sugiere que vayamos a Robert’s Grill por sus deliciosas hamburguesas. Cuando llegamos al restaurante y lo vemos por fuera pensamos, ¿pero qué tugurio es este?, yo ahí no entro, y cuando abres la puerta y ves un local enano, sin mesas, sólo una barra con 10-15 taburetes y varios vaqueros en su interior, piensas, mejor me doy la vuelta. Pero no ¡¡, hemos venido a vivir una aventura, a conocer la América profunda, real, así que p’adentro.

¿Cuál fue la experiencia?, pues unas hamburguesas buenísimas, un local muy familiar llevado por el padre y sus dos hijos adolescentes, con los estuvimos conversando sobre nuestro viaje, nos dieron algunos consejos. Hablamos también sobre el instituto con sus hijos, que ellos acaban antes sobre el mes de Mayo, pero empiezan también antes, en Agosto. En fin, como suele decirse las apariencias engañan y si venís por aquí y os pilla bien de hora, no dejéis de comer sus deliciosas hamburguesas dobles con cebolla (añade queso o bacon al gusto). Puedes ver como te la prepara en el mismo momento, cogiendo un puñado de carne picada, la pone en la plancha, la chafa un poco, le pone la cebolla por encima y la aplasta más hasta darle la forma de hamburguesa irregular. Para hacer el bacon, lo ponía en la plancha, pero luego le ponía otra plancha como las de planchar la ropa encima, para hacer los dos lados a la vez y que no se curvase.

Seguimos camino, las carreteras se hacen rectas, y más rectas, llanuras a un y otro lado, y la tierra tiene un color rojizo. Cuando pasamos junto a ranchos, algunos son tan inmensos que no ves animales, y si los ves, tienen tanto espacio para ellos que cada uno va a su bola.

Finalmente llegamos a Clinton, nuestro destino, dejamos las cosas en el hotel y nos vamos a ver el museo Oklahoma Route 66 Museum tanto el museo, como la tienda de souvenirs que tiene están muy bien, es un buen sitio para comprar algunos. En muchos de los museos o tiendas encuentras entre otros souvenirs, matrículas de vehículos de los diferentes estados. Me gustan, así que creo que durante el viaje iré cogiendo alguna. El museo cuesta 5 usd los adultos, 1 usd los niños.

Volvemos al hotel, Days Inn Clinton un hotel sencillo pero bien para una noche, de la cadena Days Inn. Hoy toca lavandería, pues no hemos puesto ninguna desde que salimos y tampoco era cuestión de traerse tropocientas prendas de ropa. Para un viaje de tantos días, mejor traer ropa para 7-8 días y vas poniendo lavadoras y secadoras por el camino. Son económicas y son bastante rápidas, en el mismo hotel pueden venderte jabón y suavizante (normalmente) además la ropa quedaba bastante bien. Para cenar hoy Pizza Hut, que no lo habíamos probado todavía. Ahora a dormir, mañana entraremos en Texas.